Variables del mercado
Desde hace al menos una década el negocio avanza en una dirección concreta: petroleras y operadores que manejan grandes bocas de expendio de combustibles, rentables y vistosas, en detrimento de la empresa familiar. Una postal que preocupa a las estaciones blancas e indirectamente a distribuidores mayoristas.
El modelo de negocios que proliferó en nuestro país a partir desde fines del siglo pasado y comienzos del XXI es cada vez más visible. Por cuestiones comerciales – y en definitiva por políticas de Estado – sólo son rentables los comercios de gran porte, ubicados en arterias centrales donde pasan miles de vehículos por hora.
Tienen la ventaja de tener espalda financiera y posibilidad de modernizar las instalaciones para hacer atractiva la fachada. Incorporan tecnología, disponen de gran cantidad de surtidores que hacen más ágil y efectiva la carga de combustible, además de que en contadas oportunidades se quedan sin abastecimiento. Por eso, a la hora de elegir, los consumidores no dudan.
De acuerdo a datos de las cámaras empresarias del rubro en promedio las petroleras manejan el 12 por ciento de la red de estaciones. Si bien la cifra no parece de peso, lo cierto es que por estas mangueras sale el grueso de la demanda de combustibles que tiene el país.
En las peores condiciones de competencia se encuentran los puestos que no tienen marca, instalados en pueblos del interior, que históricamente abastecían a clientes de la zona, productores rurales y empresas de transporte. Son más de 700 y representan el 22 por ciento del total.
Así analiza el panorama de este segmento, Enrique Taddei, titular de Leveal, una empresa dedicada a la comercialización de combustibles que tiene entre su cartera de compradores a puestos blancos. “Las blancas que no tengan buen litraje, por encima de los 350.000 litros, y estén bien administradas, siendo familiares, se le hace imposible subsistir, porque con los aumentos se quedan sin capital de trabajo”, sostiene. En este esquema de mercado los establecimientos autónomos no encajan.
Sin dudas, no se trata de una casualidad. El ex Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, dijo en una audiencia con empresarios de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) que había demasiadas estaciones en nuestro país y que las más pequeñas deberían arreglárselas por sí solas para permanecer en el negocio. Les bajó el pulgar y se dio lo que todos esperaban: cerraron 2.500 puestos desde 2004 a la fecha.
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