Los canales principales están comprando menos volumen que años anteriores. De todas maneras reconocen que apareció un nuevo cliente que en parte compensa la caída de la demanda: las empresas de transporte de larga distancia, debido a que no reciben subsidios por parte del Estado y se ven obligadas a adquirir combustibles a distribuidores
Para las empresas que distribuyen gasoil al por mayor la situación aparece por ahora al menos incierto. En la zona núcleo aún no se recolectó el grueso de la cosecha de soja. En el Norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y Córdoba, los productores agropecuarios demoraron el proceso debido a un exceso de humedad. Respecto de las estaciones de servicio blancas, otrora grandes demandantes, como consecuencia de los aumentos de precios se descapitalizaron un 50 por ciento en apenas un año y encima ahora deben competir con otras bocas sin problemas de abastecimiento.
Al respecto, Ángel Enrique Taddei, titular de Leveal, una empresa dedicada a la comercialización de combustibles, con sede en la localidad de Carmen de Areco, Provincia de Buenos Aires, explica que este sector “necesita más dinero para seguir en el mismo negocio, por los aumentos de precios”.
El referente de la actividad sostiene que por la devaluación ahora tienen “el gran problema de que cuando van a los bancos las tasas de interés están por encima del 35 por ciento anual”. Además agrega que estos operadores manejan costos altos, similares a los que otras marcas ofrecen directamente en surtidor. En el caso de la nafta súper se ubica en torno a los 11 pesos el litro mientras que en el gasoil grado 2, 9,90 pesos.
Como paliativo, Taddei reconoce que “apareció un cliente que antes no estaba, las líneas de colectivos de larga distancia, que al retirarle los subsidios, están comprando el diesel al sector mayorista”.
“Antes no jugaban, le compraban a YPF, pero ahora se ha repartido y en el sector mayorista estamos entregando”, destaca el empresario. Precisa que estas ventas se dan “cuando las petroleras tienen complicaciones con la logística, como los sábados y domingos; ahí aparecemos como bomberos”.
En este contexto, Taddei avizora un escenario futuro “complicado”, en gran medida dependiente del “humor de las petroleras”. Condiciona las perspectivas del negocio a la economía en general.
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