La unificación del ENRE y el ENARGAS despierta la atención del sector expendedor

El Gobierno nacional publicó el Decreto que crea formalmente el Ente Nacional Regulador del Gas y la Electricidad en un nuevo organismo (ENRGE) que reemplazará al actual ENARGAS y al ENRE. La medida, que lleva las firmas del presidente Javier Milei, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el ministro de Economía Luis Caputo, establece que el nuevo ente “gozará de autarquía, independencia funcional y presupuestaria, y tendrá plena capacidad jurídica para actuar en los ámbitos del derecho público y privado”.

En esencia, se trata de una unificación institucional que —al menos en esta etapa— no implicaría cambios operativos sustanciales ni modificaciones en las funciones que hoy ejercen los entes sobre los distintos actores del sistema. El punto central de la propuesta es la conformación de un único directorio que conduzca ambos sectores energéticos, bajo la órbita de la Secretaría de Energía del Ministerio de Economía.

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Su dirección estará a cargo de cinco miembros designados por el Poder Ejecutivo, y se contempla el traspaso del personal, bienes y partidas presupuestarias actuales. Mientras tanto, se mantendrán vigentes las estructuras organizativas del ENARGAS y del ENRE, al menos hasta que se apruebe una nueva organización interna.

Consultado por surtidores.com.ar, el expresidente  del ENARGAS y experto en regulación energética, Mauricio Roitman, analizó las implicancias que podría tener esta decisión sobre el sector energético y específicamente sobre los expendedores.

En términos generales señaló que: “los desafíos del nuevo regulador serán, en línea con la política implementada por la actual administración, entre otros: i) la reducción y simplificación regulatoria; ii) la transformación digital; iii) la regulación basada en evidencia con foco en la innovación y centrada en los servicios al usuario; iv) los cambios e innovaciones normativas que requiere la evolución tecnológica de la mano de la transición energética; y v) el acceso y asequibilidad de los servicios energéticos”.

En particular, subrayó que no vislumbra un cambio sustancial en el funcionamiento actual del organismo y su vínculo con las Estaciones de Servicio de GNC. “Este tipo de usuarios especializado necesita un trato técnico específico y el ENARGAS tuvo históricamente una gerencia de GNC o gas vehicular que en los últimos años está trabajando con otras áreas y organismos para potenciar innovaciones, como el GNL principalmente para el transporte pesado y las nuevos surtidores de alto caudal. Este trabajo no solo creo que seguirá, sino que con la fusión de los organismos reguladores de gas y electricidad se potenciará de forma más coordinada con otras novedades como los cargadores para vehículos eléctricos que viene irrumpiendo en el mercado de varios países y en Argentina comienza a aparecer de la mano de los vehículos híbridos. Hoy en día tenemos estaciones de GNC que al mismo tiempo son clientes de distribuidoras de gas y eléctricas y, algunas, al mismo tiempo autogeneradores eléctricos con paneles solares en sus techos o terrenos. Por ello, la idea de tener un solo regulador que maneje con coherencia la normativa del gas y la eléctrica resulta muy práctica, modernizadora y realista”, afirmó Roitman.

Aunque destacó que la medida no representaría, al menos por ahora, una alteración en los procedimientos cotidianos ni en los vínculos administrativos con los entes, marcó la importancia de mantener un enfoque especializado y técnico con vocación innovadora. “La eficiencia operativa debe ir de la mano de la modernización tecnológica de la industria y del propio organismo en lo que hace a los mecanismos de control y comunicación con el sector y las distribuidoras. Existen mecanismos como los sandbox regulatorios (areneros) que se utilizan para probar cambios normativos en pilotos para evitar frenar el avance tecnológico. La convivencia del gas y lo eléctrico será un interesante desafío normativo para el nuevo organismo en lo que respecta al sector estacionero”, indicó.

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Sin embargo, para el especialista el mayor desafío es de vieja data y tiene que ver con la estabilidad institucional, la coordinación y cooperación entre la Secretaría de Energía y el organismo autárquico especializado y la posibilidad de recrear una burocracia técnica de alto nivel profesional que no esté sujeta a los vaivenes políticos de los Gobiernos de turno.

Desde la perspectiva de los estacioneros, especialmente los que operan GNC, el impacto inmediato sería neutro. No se esperan cambios normativos ni nuevas exigencias en el corto plazo. Sin embargo, el sector observa con atención el desarrollo de la iniciativa, consciente de que las transformaciones estructurales —aun cuando no se perciban de inmediato— pueden tener consecuencias en decisiones futuras vinculadas a tarifas, inspecciones o inversiones.