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Mientras la Cámara del Trabajo frenó el DNU 340/2025, los empresarios alertaron sobre el retroceso que implica volver a un esquema laboral en el que los bloqueos y extorsiones gremiales no encuentran límites claros.
En medio del festejo de la CGT por el fallo de la jueza Moira Fullana, que declaró la inconstitucionalidad del DNU 340/2025 —impulsado por el Gobierno nacional para ampliar la lista de actividades esenciales—, los dueños de Estaciones de Servicio reaccionaron con cautela y preocupación.
Es que el decreto, que fue suspendido de manera cautelar el 2 de junio y ahora anulado por completo, incluía mecanismos que protegían a los sectores estratégicos frente a medidas de fuerza desmedidas. Aunque el fallo judicial se apoya principalmente en la forma —el Poder Ejecutivo legislando sin aval del Congreso—, sus consecuencias recaen de lleno sobre las actividades que necesitan previsibilidad operativa para subsistir.
“Era predecible, pero lamentable”, advirtió Francisco Berdaguer, abogado laboralista y asesor de Estaciones de Servicio, en diálogo con surtidores.com.ar. “No se trataba de una cuestión ideológica, sino técnica. El DNU no cumplía los requisitos constitucionales para su dictado. Pero el trasfondo es que perdemos herramientas para garantizar la continuidad operativa frente a bloqueos o acciones sindicales arbitrarias”, explicó.
El experto señaló que el regreso al esquema anterior, donde cualquier gremio puede activar un cese total de actividades sin respetar mínimos de funcionamiento, expone a las estaciones a ser rehenes de conflictos ajenos a su voluntad. “Aunque los empresarios destacan que en general no hay alta conflictividad sindical en el rubro, las experiencias con tomas o presiones por reclamos sectoriales generan un clima de inseguridad jurídica que desalienta inversiones y expansión”, comentó.
El DNU suspendido había intentado fijar servicios mínimos obligatorios del 50 por ciento al 75 por ciento en sectores estratégicos, como forma de equilibrar el derecho a huelga. Para los empresarios de estaciones, eso representaba un avance en materia de racionalidad laboral.
“Lamentablemente se priorizó una lectura formalista del orden jurídico, sin medir el impacto sobre la economía real”, reflexionó Berdaguer. De todas formas, aclaró que sigue vigente la posibilidad de despedir con causa a quienes incurran en bloqueos o tomas, ya que esa figura fue ratificada en instancias judiciales previas y tiene sustento legal. “Eso es una salvaguarda importante que se mantiene, aunque insuficiente ante la pasividad del Estado frente a la extorsión gremial organizada”, remarcó.
Mientras tanto, la CGT celebró el fallo como un triunfo político y jurídico. Para los sindicatos, el DNU era un intento encubierto de “disciplinar la protesta”. Sin embargo, según Berdaguer, se trata de un freno a los abusos, no al derecho a huelga en sí mismo, porque el fallo judicial es una señal de alarma: sin normas claras, el conflicto siempre se impone al trabajo.
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