Hay más de 1000 en todo el país
Un testimonio en primera persona, muestra la crisis terminal que atraviesan más de mil establecimientos que no tienen contratos con petroleras y cumplen una función social de abastecer de combustibles a los habitantes de localidades alejadas de los centros urbanos.
Se trata de la empresaria familiar Virginia Scarpecci de 36 años que junto con su padre ya jubilado, su madre y su hermana, sostienen una Estación de Servicio blanca desde hace 29 años.
Este establecimiento es el único que está ubicado en la zona de General Lagos del Departamento de Rosario y provee de combustibles a más de 2 mil personas que habitan la región.
Sin embargo, el principal impulso al desarrollo cotidiano de este emprendimiento se basa en las cuentas corrientes que tienen con empresas de producción agropecuaria, logística y la misma municipalidad local, las cuales, a causa de la crisis dejaron de tener vigencia.
“Ya no tenemos más clientes a crédito que eran la cadena de valor que nos ayudaba a mantenernos a flote”, dijo Scarpacci a surtidores.com.ar y responsabilizó por esta cuestión a las malas políticas en materia energética que la pusieron entre la espada y la pared.
“Me resulta imposible competir con la Estación de Servicio que tenemos a 10 km que vende el gasoil a 124 pesos mientras que yo como blanca lo consigo al mayorista a 184 pesos para ofrecerlo cerca de 200 el litro”, afirmó.
Y como suele suceder en este tipo de negocios familiares, la angustia se refleja en las palabras de la joven empresaria cuando valora que “la estación la fundó mí padre luego de haber trabajado en el exterior para después invertir en su país”.
Scarpacci evocó con emoción los momentos en que lo veía con solamente 7 años de edad, haciendo toda la instalación él mismo, caño por caño, de sol a sol, “un recuerdo que jamás voy a olvidar; su sacrificio y el de mi mamá, acompañándolo y ayudándolo con la parte que le tocaba”.
Sin embargo, la crisis fue ganando cada vez más preponderancia, al punto que hace unos meses su expendedora, que se sostenía dificultosamente vendiendo 80 mil litros mensuales, con esta coyuntura solo comercializa un 20 por ciento de ese volumen. “Trabajamos a pérdida”, lamentó.
“Lo más complicado es pensar en tener que cerrar las puertas con todo lo que significa a nivel comunitario esta Estación de Servicio, donde además de los camiones, se abastecen vecinos locales a los cuales les es indispensable este lugar ya que de lo contrario, para cargar nafta deben alejarse como mínimo entre 13 y 18 kilómetros”, subrayó Scarpacci.
Acivar/desactivar voz
Leer página