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Las grandes compañías del mundo están dejando atrás su identidad exclusivamente fósil para convertirse en empresas multienergéticas. Un cambio que, más allá del rebranding, tiene su anclaje en la transición global.
Desde Europa hasta América Latina, las bocas de expendio de combustibles están en pleno proceso de reconversión: más diversificación, nuevos servicios, imagen renovada y hasta identidad sonora.
Un ejemplo contundente es el de Repsol, que recientemente presentó su nuevo perfil corporativo. Aunque mantiene su icónico logo —el sol, el horizonte y su reflejo en el mar—, modificó sus colores por un degradado que va del naranja al magenta, adoptó una tipografía más amigable llamada “Sole Repsol” y sumó un “sonido Repsol”, que se escuchará al cargar un vehículo eléctrico o descolgar la manguera del surtidor.
Todo esto acompañado por una expansión concreta: más de 2.500 puntos de recarga eléctrica públicos, 1.100 estaciones con combustibles renovables y el dominio del cuarto puesto como comercializadora eléctrica en el mercado español.
Detrás del cambio estético, hay una estrategia clara: reposicionarse como empresa multienergética y preparar el terreno para un escenario de consumo que se aleja —aunque lentamente— de los hidrocarburos.
Pero Repsol no es la única. CEPSA, otra histórica petrolera española, cambió directamente su nombre por “MOEVE” como un gesto simbólico de su evolución. Esta tendencia es aún más visible en las firmas de histórica presencia el mercado, como Total, BP y ENI que adoptaron posturas similares.
Al respecto, en diálogo con surtidores.com.ar, el exsecretario de Energía de la Nación, Daniel Montamat, analizó esta transformación que también interpela al presente y futuro de las Estaciones de Servicio argentinas.
“El hecho de que las compañías de energía están desplazando el objetivo puramente petrolero viene acoplado a la transición energética. Algunas empresas hicieron escuela en esto, como British Petroleum, que intentó vestirse de verde y diversificar su portafolio. Pero lo cierto es que, hasta ahora, el negocio de los combustibles fósiles sigue siendo mucho más rentable que el de las energías alternativas”, expresó.
Quien además fue presidente de YPF, advirtió que si bien hay una tendencia que empuja hacia las energías limpias, hoy existe “un compás de espera”. Agregó que los costos vienen bajando, hay avances importantes, pero también tuvo una revisión crítica de los subsidios que reciben.
El titular de la consultora Montamat & Asociados analizó que en este escenario, muchas petroleras están volviendo a privilegiar su negocio tradicional. “Vamos a ver cómo sigue con todas las dudas que plantea el horizonte geopolítico internacional”, comentó.
En este contexto, el entrevistado consideró que “la verdadera transformación se va a acelerar cuando el mundo llegue al peak demand oil, el pico de demanda petrolera, que muchos preveían para 2030 pero que ahora se proyecta más cerca de 2035. Ahí sí las compañías van a tener que redefinir sus estrategias globales y territoriales. Si la demanda empieza a caer, la oferta se va a concentrar en regiones con geologías más competitivas, como Medio Oriente, y el resto del mundo deberá reinventarse”.
Por eso, remarcó que las Estaciones de Servicio también deberán asumir un nuevo rol. “Ya no bastará con vender combustibles líquidos: la clave estará en reconvertirse en nodos energéticos capaces de ofrecer servicios eléctricos, biocombustibles, carga rápida, energía solar, infraestructura para micromovilidad y hasta soluciones de eficiencia energética para el hogar y la empresa. La adaptación al modelo multienergético ya no es una opción, sino un desafío impostergable para aquellas que quieran mantenerse vigentes en el nuevo mapa de la energía”, subrayó Montamat.
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