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Muchos establecimientos enfrentaron una situación inesperada de quiebres de stock, obligando a sus propietarios a imponer cupos temporales para poder abastecer a todos los clientes.
Los secretarios generales de la Mesa Nacional de Gremios de Transporte apuntaron a demostrar fuerza y contundencia ayer a través de lo que fue un paro nacional del sector contra el Gobierno de Javier Milei.
En ese contexto, el abastecimiento de naftas que cumple un rol fundamental en la movilidad de la población, sufrió la consecuencia del ala más dura del sindicalismo que conduce Pablo Moyano.
Como ocurrió en otras oportunidades, el secretario General de la CGT y de los Camioneros respondió a una pregunta de surtidores.com.ar y aseguró que “no va a llegar ni una sola gota de combustibles a las Estaciones de Servicio”.
De esta manera, a pesar de que las expendedoras vienen enfrentando un período de escasez de demanda y recesión de ventas, la irrupción de los clientes particulares que se acercaron a cargar nafta para solucionar el problema de traslado y de aquellos que quisieron anticiparse al aumento de precios, debieron operar con el producto que ya tenían sin poder reponer.
“El tema es que nadie tiene los tanques llenos porque hay que mitigar el problema de la financiación de las tarjetas de crédito que, entre feriados y otras circunstancias, estiran los momentos de pago”, explicó a este medio el dirigente estacionero Miguel De Paoli.
La falta de previsión en el flujo de caja, sumada a una baja en ventas de combustible en algunas provincias, dejó a estas bocas de expendio en una situación financiera delicada que no les permitió hacer frente al consumo exacerbado de la jornada.
Según el empresario chaqueño, “las Estaciones de Servicio suelen ajustar su stock a fin de mes para hacer frente a los pagos de salarios y otras obligaciones”. Ante esta realidad, muchos negocios optaron por reducir los pedidos en los días finales de cada mes, lo que, en esta ocasión, provocó que las reservas de combustible no fueran suficientes para cubrir la demanda extraordinaria generada por la falta de transporte público.
Esta combinación de factores también expuso una problemática de fondo: la baja rentabilidad del sector y la carga financiera que implica operar con ventas a crédito, especialmente cuando el Estado es uno de los grandes consumidores, pero no siempre cumple con los plazos de pago habituales. “Lamentablemente, esto no solo afecta la capacidad de disponer de stock suficiente, sino que también lleva a una pérdida de ventas”, informó el entrevistado.
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