El gobierno impulsa la nueva matriz energética
Para el especialista y ex diputado Juan Carlos Villalonga, la inexorable producción masiva de hidrógeno en el mundo, y en particular en el país, generará transformaciones a las que se tendrán que adaptar las expendedoras. “Lo importante es saber que el negocio cambia”, resalta.
Culminó días atrás el foro “Hacia una estrategia nacional Hidrógeno 2030”, organizado por el Consejo Económico y Social (CES) con el propósito de promover la conformación de una matriz energética inclusiva, dinámica y sustentable en nuestro país.
Uno de los participantes del evento fue el presidente de la Nación, Alberto Fernández. Allí destacó que, dentro de la economía del hidrógeno “se está definiendo una política de medio y largo plazo en la cual la Argentina, una vez más, tiene que estar unida”.
“Por eso es tan importante que, a partir de ahora, y en el marco del Consejo Económico y Social, se desarrollen los estudios, las propuestas, las opiniones y también las iniciativas nacionales e internacionales para que, en el próximo semestre, nuestro país pueda presentar de modo consensuado una estrategia nacional de hidrógeno 2030”, destacó el mandatario.
En diálogo con surtidores.com.ar, Juan Carlos Villalonga, miembro asesor del Circulo de Políticas Ambientales y consultor en energías renovables, hidrógeno, cambio climático y desarrollo sostenible en M&V Consulting, observa: “El Gobierno Nacional comienza a mostrar interés en un tema sobre el que venimos muy demorados, teniendo en cuenta lo que ocurre a nuestro alrededor, como en los casos de Chile o Uruguay”.
“Así que esto es una noticia alentadora, donde el Gobierno Nacional toma nota de la agenda del hidrógeno y la magnitud de lo que puede significar para la Argentina”, resalta.
Según Daniel Schteingart, Director del Centro de Estudios para la Producción (CEP-XXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, las estimaciones arrojan que “de cara al 2050 podríamos exportar quince mil millones de dólares ligados al hidrógeno, equivalente a lo que el año pasado exportó el complejo sojero”.
Ante este potencial, ¿cuál será el rol de las Estaciones de Servicio con el desarrollo de este gas que proviene de la descomposición del agua? “El sector verá que la movilidad se transforma a eléctrica y también habrá una porción que utilizará hidrógeno”, opina Villalonga.
Y, en ese sentido, considera: “Creo que esto les hará ir cambando el perfil de sus servicios; la existencia de las estaciones no está en riesgo sólo que los clientes son otros, con otros problemas y otras necesidades. Aún en el mundo de los sistemas de recargas eléctricas hay novedades todas las semanas”.
“Lo importante es saber que el negocio cambia y para 2030 tendremos otras Estaciones de Servicio, aunque se seguirá conviviendo con los combustibles fósiles”, remata el especialista.
Al respecto, Villalonga subraya que este desafío no es nuevo para las bocas de expendio. “Si nos remontamos a 30 años atrás, las Estaciones de Servicio se han reinventado muchísimo. Han cambiado sus prestaciones, sus cualidades, su fisonomía. Con la llegada de los vehículos eléctricos y el hidrógeno tendrán que estar preparadas para volver a cambiar”, destaca.
¿CUÁLES SERÁN LAS PRESTACIONES DEL HIDRÓGENO?
Villalonga reconoce que el hidrógeno, como gas que es, tendrá tantos usos que primeramente será complejo definir cuáles serán sus primeras aplicaciones, ya que se puede emplear para crear combustibles (como el metanol), se puede utilizar como combustible para vehículos terrestres, aviones y barcos y como almacenaje de energía, entre otras cosas.
“El escenario futuro es la electrificación en el uso final de la energía, ese es el factor dominante. Habrá una parte que permanecerá asociada al uso de combustibles. El hidrógeno estará presente en diversos sectores de la economía, no podemos asegurar si será dominante, sí sabemos que será relevante y necesario para descarbonizar a sectores como el transporte pesado y en la industria química. Probablemente sea relevante en el sector de almacenamiento y tal vez avance hacia aplicaciones estacionarias de baja escala”, observa.
Y remata: “Son diversas opciones y ninguna se descarta. Habrá que ir generando un aprendizaje en cuanto a cuáles cadenas de producción y uso van siendo competitivas o más interesantes”.
Por otra parte, para Villalonga es muy alentador que Argentina haya desarrollado un evento como el foro “Hacia una estrategia nacional Hidrógeno 2030”, donde haya participado el presidente de la Nación.
“Se pudo ver el interés que existe en muchos actores corporativos que quieren jugar en el hidrógeno, así como países que quisieran colaborar con Argentina. Tanto el mundo corporativo como las posibilidades de cooperación internacional estaban a la espera de que el Gobierno hiciese una manifestación de interés”, resalta.
No obstante, advierte: “Aún no existen algo que se parezca a una estrategia, eso está en pañales. Y, por sobre todo, para que se desarrolle un plan y pueda tener algún grado de credibilidad, el Gobierno deberá generar condiciones favorables para que puedan existir inversiones de riesgo en nuestro país. Estamos hablando de inversiones que son necesariamente grandes, y por sobre todo, un horizonte de desarrollo de proyectos y programas muy estable y previsible”.
“Todo el desarrollo del hidrógeno es, en buena medida, inversiones en infraestructura que procura alcanzar un determinado costo de producción para finales de esta década. En miras a un mercado que se supone comenzará a ser muy dinámico durante el 2030-2040. Si Argentina no genera previsibilidad en el corto y largo plazo, no habrá hidrógeno”, cierra Villalonga.
Acivar/desactivar voz
Leer página