La Confederación de Entidades de Comercio de Hidrocarburos y Afines de la Argentina, aseguró que de aplicarse lo que informa el BCRA, las expendedoras de combustibles serían incluidas en el grupo de establecimientos beneficiarios.

Al respecto, el gerente de CECHA, Guillermo Lego explicó a surtidores.com.ar, que sin embargo aún hay que esperar la disposición oficial del BCRA, ya que lo que se dio a conocer fue solamente a través de un comunicado.

Pero analizó que, de acuerdo al texto difundido por la autoridad bancaria, “los micro y pequeños comercios, según la definición de la Secretaría de la Pequeña y Mediana empresa serán los alcanzados por la medida”.

Es en esta cuestión, donde detalló que “casi la totalidad de las Estaciones de Servicio independientes están contempladas en esa categoría establecida por la Resolución 19/2021 que emitió la SEPyME en marzo pasado, cuando actualizó los montos de facturación anuales”.

Lego agregó que la norma considera pequeña y mediana empresa a quienes facturen hasta un tope de 352.420 pesos anuales, lo cual ronda en 31 millones mensuales, con lo cual, de no mediar una modificación o una estrategia de los bancos para limitar el alcance de lo anunciado, los estacioneros que vendan con tarjeta recibirán el pago en este nuevo plazo de 8 días.

Vale destacar que las Estaciones de Servicio poseen el certificado de MiPyME que les fuera útil al momento de solicitar los ATP y los REPRO, como también los créditos especiales otorgados por el Estado y los bancos en la pandemia.

UN VIEJO ANHELO

Desde hace tiempo los estacioneros vienen planteando en diversos foros legislativos que los bancos y las empresas de tarjetas de crédito desistan de su posición dominante y bajen los plazos de acreditación de las ventas a los niveles aceptables del resto del mundo. Incluso, la Federación de Expendedores del Interior, está llevando adelante una demanda en la Justicia por este tema.

De implementarse este beneficio, la actividad vería aliviado el impacto negativo que durante la nueva normalidad se fue agravando sobre el capital de trabajo, ya que el consumidor incrementó el uso de tarjetas de crédito de un modo considerable a medida que el precio del litro de nafta fue aumentando.