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Al no estar atadas contractualmente a las grandes compañías, lograron beneficiarse antes que las embanderadas cuando los valores disminuyeron en los surtidores.
Durante el primer año de gestión del presidente Javier Milei, el precio de la nafta súper en el mercado minorista experimentó un aumento acumulado del 89,8 por ciento, pasando de $618 en enero de 2024 a $1.173 en enero de 2025.
En abril de 2025, las principales petroleras aplicaron un nuevo aumento en los precios de los combustibles, con un incremento promedio a nivel nacional del 1,75 por ciento, sumando un total del 5,85 por ciento en lo que va del año.
En contraste, el canal mayorista experimentó ajustes más tempranos y significativos. Las Estaciones de Servicio blancas, que se abastecen de este segmento y no están sujetas a los precios sugeridos por las petroleras, pudieron trasladar las reducciones de costos a sus precios de venta antes que las estaciones embanderadas, aunque con ciertos reparos que obedecen a la competencia natural con sus colegas de marca.
Esto les permitió ofrecer precios levemente más competitivos y recuperar parte del mercado perdido durante períodos anteriores en los que el precio minorista estaba regulado y era más bajo que el mayorista.
Sin embargo, esta ventaja es volátil y depende de múltiples factores, como los ajustes en los biocombustibles y las políticas gubernamentales que afectan la formación de precios. En ese sentido, los dirigentes del rubro, mantienen la postura de que aún existe intervención política en los surtidores que continúa generando incertidumbre, afectando la rentabilidad tanto de las estaciones blancas como de las embanderadas.
De acuerdo con testimonios recabados por surtidores.com.ar entre estacioneros blancos de diferentes puntos del país, la reducción de precios comenzó a hacerse sentir casi un mes antes en el canal mayorista, lo que permitió a sus negocios ofrecer valores más competitivos y con márgenes comerciales más saludables.
“El canal mayorista ya venía ajustando hacia abajo y nos permitió recuperar algo de mercado”, coincidieron los participantes del sondeo. “En cambio, los que tienen contrato con marca, como deben respetar los precios sugeridos de las proveedoras, recién sintieron el impacto cuando se oficializó la baja en surtidor”, agregaron.
La clave está en la diferencia estructural del negocio. Las estaciones blancas compran directamente a precios mayoristas, y como no están atadas a los valores de referencia de las petroleras, pueden trasladar los cambios más rápido, ya sea hacia arriba o hacia abajo.
En ese sentido, el presidente de la Federación Argentina de Expendedores de Nafta del Interior, Alberto Boz, señaló que este fenómeno es una muestra más de la nueva dinámica que atraviesa el mercado de combustibles. “Debemos acostumbrarnos a una mayor frecuencia en las subas y bajas de precios”, afirmó.
“Antes estábamos acostumbrados a un precio final pisado o regulado, manejado a través de YPF como referencia. Hoy, si bien sigue cumpliendo ese rol, estamos más cerca de lo que realmente cuesta el litro en Argentina”, reflexionó.
En ese marco, explicó que durante la gestión anterior las estaciones blancas sufrían una situación paradójica: “El precio regulado en surtidor era más bajo que el del canal mayorista, entonces nuestras estaciones se quedaban sin clientes y muchas tuvieron que cerrar”.
Ahora, con un mercado más abierto y una necesidad generalizada de vender por parte de las petroleras, el canal mayorista comenzó a ofrecer mejores condiciones para colocar producto, lo que generó un efecto dominó que benefició a las blancas.
No obstante, Boz advirtió que esta ventaja es frágil y depende de muchos factores externos. “La última suba se dio por el aumento de los biocombustibles. Como el margen en el mayorista está muy justo, ese aumento se trasladó enseguida, afectando otra vez a las estaciones sin contratos”, indicó.
La política sigue influyendo —y mucho— en esta ecuación. “Esta baja de YPF responde más a una decisión política que a una lógica de costos reales. Si bien el crudo bajó, el dólar oficial no lo hizo, y los impuestos siguen retrasados. Por eso el precio final de venta no refleja la realidad económica del sector y afecta directamente la rentabilidad de todas las estaciones”, concluyó el presidente de FAENI.
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