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Los autos van a comunicarse entre ellos y con otros dispositivos, pero para lograrlo aún es necesario desarrollar una nueva tecnología de telecomunicaciones.
“El futuro va a ser conectado”, es una frase que se suele escuchar cuando se habla de tecnologías y dispositivos inteligentes comunicándose entre ellos para impulsar las ciudades conectadas. Sin lugar a duda los autos inteligentes serán parte integral de las ciudades del futuro, pero aún falta mucho desarrollo para vivir dentro de ese futuro utópico y actualmente el principal problema es el impulso de una tecnología de telecomunicación ultra rápida: el 5G.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para 2050, las ciudades serán el hogar del 68 por ciento de la población mundial. Además, se estima que el parque automotor continuará creciendo al menos hasta el año 2030. En este contexto, los especialistas coinciden en que será necesario una movilidad innovadora y conectada, para mejorar la vida de las personas, brindar más seguridad y por sobre todo, alcanzar objetivos de sostenibilidad a nivel mundial.
Los autos inteligentes son aquellos que llevarán su tecnología a un nivel superior a la que portan los autos conocidos actualmente como autónomos. Es decir, no solo se los conocerá por su mayor seguridad y eficiencia, sino por su conectividad y la capacidad de comunicarse entre ellos.
En este sentido, los autos conectados se comunicarán mediante dos protocolos: vehículo a vehículo (V2V) y vehículo a todo (V2X). En primer lugar, compartirán entre ellos datos actualizados en tiempo real sobre el tránsito, los peatones, las estaciones de combustible y lugares de estacionamiento disponible. Además, se podrán comunicar con otros dispositivos como semáforos y alumbrado público para anticipar y acomodarlos a las necesidades del entorno.
Pero para llegar a ese futuro idealista es necesario desarrollar una infraestructura capaz de conectar a todos los dispositivos para que se “hablen” con intercambios con una demora (latencia) menor a los 2 milisegundos. Se estima que por cada ocho horas de conducción los autos generarán 40 terabytes de datos, por lo cual sin el despliegue de una red de 5G confiable será imposible el desarrollo de este tipo de ciudades.
En este sentido, el 5G será el motor de las ciudades autónomas y los datos que generen los dispositivos inteligentes serán el combustible. Sin embargo, ya se comenzaron a observar desarrollos que anticipan lo que puede ser el futuro de las ciudades como los sensores en cámaras de tráfico y en intersecciones de Nueva York, que han reducido la duración de los traslados en un 10 por ciento, los taxis autónomos en Singapur o los sensores en alumbrado público en San Diego que son capaces de medir las emisiones de carbono, el flujo vehicular y los lugares de estacionamiento libres.
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