Análisis sectorial
“El impacto de últimas variaciones en los surtidores fue casi imperceptible para la economía de los expendedores”, asegura el consultor y especialista en temas energéticos Cristian Bergmann.
Por el Lic. Cristian Bergmann
Desde el mes pasado, de manera sorpresiva asistimos a un descongelamiento de hecho en los precios de los combustibles, motivado principalmente por la necesidad de la petrolera estatal YPF de restaurar su estructura económico-financiera. Las recomposiciones, alineadas con un barril criollo que se encuentra en 45 USD, permitirán continuar con el ritmo de inversión en los pozos operados por la firma y en consecuencia contrarrestar la declinación de producción habitual en cada uno de ellos.
En el expendio de combustibles, el último aumento del 3,5 por ciento promedio, comienza a corregir algunas distorsiones geográficas.
Según el análisis de rentabilidad, el punto de equilibrio de una Estación de Servicio, considerando la unidad de negocios venta de combustibles líquidos, disminuyó apenas 10 m3 para la modalidad reventa. En el caso de consignado, la disminución en el punto de equilibrio es de 15 m3. Con este magro reacomodamiento de los indicadores económicos, la situación de crisis no mejora ni cambia sustancialmente el devenir de los negocios.
Si analizamos el indicador previo al pago de costos fijos, entre los que se encuentran la estructura de personal y de gastos operativos, vemos que la utilidad bruta por litro vendido sólo se incrementó 47 centavos.
Ahora bien, el principal interrogante se plantea sobre el escenario a partir del 1º de octubre, fecha en la cual comienzan a entrar en vigor los nuevos importes de impuesto, tanto el de los Combustibles Líquidos (ICL) como el del Dióxido de Carbono (IDC). ¿Quién afrontará el mismo?, ¿Serán nuevamente los estacioneros los convidados de piedra?, ¿Cómo se modificará la ecuación económica que vincula las empresas petroleras y su red de distribución minorista?
En este sentido y de acuerdo al IPC publicado durante el primer trimestre, la inflación acumulada fue del 7,6 por ciento y la del segundo trimestre 5,2 por ciento, totalizando 12,8 por ciento de aumento pendiente que entrará en vigencia en octubre.
Si se trasladaran en su totalidad únicamente los aumentos de impuestos, el precio en surtidor deberían incrementarse, para el caso de naftas $1,82, lo que representa 3,2 por ciento y en gasoil $1,21, que en términos porcentuales representa 2,3 por ciento.
Cabe volver a mencionar que según la Resolución General de AFIP 4233, las empresas petroleras se benefician de un sistema de ingreso de los tributos de manera escalonada, lo que brinda a los mismos una ventaja financiera al disponer de impuestos recaudados por las Estaciones de Servicio en efectivo y pagados en cómodas cuotas.
En suma, vemos que ni el gobierno anterior ni el actual, han constituido una verdadera mesa de diálogo en el que se contemple la rentabilidad de los operadores de Estaciones de Servicio, en la que se definan los objetivos conjuntos para el corto, mediano y largo plazo, buscando el equilibrio y sustentabilidad de toda la cadena de valor del petróleo y los combustibles.
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