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Capacitaciones, estándares técnicos y nuevas tendencias de consumo marcan el rumbo de las cafeterías en Estaciones de Servicio, que buscan adaptarse a un cliente más exigente y dispuesto a pagar por un café de calidad.
La cafetería en Estaciones de Servicio dejó de ser un servicio accesorio y comenzó a transformarse en un espacio clave para fidelizar clientes. La profesionalización de la oferta de café aparece como un factor determinante para responder a un consumidor cada vez más exigente, con mayor conocimiento y dispuesto a pagar por un producto de calidad.
De acuerdo con datos recientes, el consumo de café en Argentina alcanzó 62,40 mil toneladas métricas en 2024, con una proyección de crecimiento anual del 8,6 por ciento hasta 2034.
Asimismo, las nuevas generaciones buscan consumir un café de mejor calidad. Hay una mayor concientización global de los componentes de los productos que ingieren las personas, que se suma a la tendencia de lograr presentaciones visualmente atractivas e “instagrameables“.

Todo ello impulsa a revisar las costumbres de este sector muy tradicional. Las petroleras ya lo vieron y, desde hace unos 10 años, el segmento vive una revolución.
“Buscamos mejorar el producto que los estacioneros ya tienen, respetando la estructura que propone cada marca de café, pero enseñando cómo debería prepararse para ofrecer una experiencia distinta”, explica Mauro Garcilaso, titular de la Academia de Baristas, quien trabaja desde hace 9 años capacitando al personal de Estaciones de Servicio.
5 PUNTOS DE MEJORA
En diálogo con surtidores.com.ar, el especialista sostiene que uno de los principales problemas es la temperatura del café. ¿Qué modifica cuán caliente o fría esté? En Argentina existe una cultura de consumo de bebidas muy calientes, pero esto modifica el sabor, la experiencia y no siempre respeta los estándares de las marcas.
En este sentido, la Academia pretende educar tanto al personal como al cliente, explicando que la temperatura adecuada es clave para preservar la calidad.
Otro aspecto central es la extracción. “El argentino está acostumbrado a que la taza esté llena hasta arriba, cuando en realidad el café tiene una receta precisa en mililitros. Si se sobreextrae, aparecen sabores amargos que distorsionan el producto”, remarca Garcilaso.
Esto también está acompañado por la necesidad de contar con la vajilla correcta. Muchas Estaciones de Servicio trabajan con vasos de poli-papel de gran tamaño que inducen a preparar cafés mal balanceados, obligando a sobrecargar la bebida, afectando su sabor y generando una percepción negativa en el consumidor.
A su vez, la calidad del agua juega un rol decisivo. “El agua es el 99 por ciento de la bebida, pero pocas veces se le presta atención. Para usar agua de la canilla es necesario incorporar filtros de carbono que aseguren pureza antes de llegar a la máquina”, destaca el especialista. Una mala calidad de agua puede arruinar incluso el mejor grano.

Finalmente, las capacitaciones también abarcan el correcto uso, limpieza y calibración de molinos, fundamentales para garantizar uniformidad y rentabilidad, optimizando recursos.
Los cinco aspectos clave –temperatura, extracción, vajilla, agua y uso de las herramientas– son oportunidades concretas para elevar la experiencia y captar a un cliente que ya no se conforma con un café estándar.
“El público se renueva, las nuevas generaciones vienen más exquisitas en temas de café y las Estaciones de Servicio deberán adaptarse para no quedar atrás”, concluye el referente de la Academia de Baristas, la cual tiene alcance en todo el país.
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