Víctor Derlich, socio de Esigas, la empresa mendocina especializada en el desarrollo de tecnologías para GNC, hizo su exposición preocupado por la caída de las transformaciones de automóviles. Luego de la actualización del cuadro tarifario y de los impuestos cuenta sólo taxis y remises están instalando sistemas de inyección.

“Aceptamos el aumento del gas en boca de pozo pero pedimos que saquen los impuestos distorsivos”, planteó Derlich. De esa manera entiende que podrá caer el precio del metro cúbico en surtidor, lo que alentará a los consumidores a volcarse hacia el GNC.

Más allá de esta propuesta, el empresario planteó soluciones para el mediano y largo plazo: “Me parece importante hacer una planta de almacenamiento, en Escobar (donde están los puertos regasificadores de GNL) para licuar  gas también en verano y poder en invierno inyectarlo de a poco”.

Con esta herramienta indica que mejorará el abastecimiento a los usuarios, industrias y comercios. “No es nuevo”, aclara. En Chile y Uruguay, por caso, menciona que se trabaja de esta manera. “Así evitamos el cuello de botella”, sostiene.

Además, pensando en cumplir con el compromiso ambiental de la COP21, desarrollada en París en diciembre del año pasado, Derlich entiende conveniente apostar a la transformación de un porcentaje del transporte hacia el GNC, en reemplazo de gasoil. Precisa “autos, colectivos y camiones”.

Pese a que hay bocas de carga en todas las rutas del país, actualmente los rodados pesados no están avanzando en esta dirección: “Lo que está convertido sigue pero las conversiones de camiones nuevos es sólo a nivel experimental”.

Derlich explica que en este caso el GNC “tiene una conveniencia económica respecto del diésel”, no sólo por la menor brecha de precio al público sino también por los gastos de mantenimiento.