Con el aumento de ayer, en algunas regiones del país el litro de nafta cuadriplicó el del metro cúbico de GNC. La suba resulta motivo más que suficiente para que el gas vehicular alcance un impulso considerable, similar al de los años posteriores a la salida del corralito bancario.

Así lo analizan referentes de la actividad, quienes sostienen que es un buen momento para invertir en nuevos emprendimientos. “Hay que estudiar detenidamente la localización ya que en algunos lugares puede ser un buen negocio, mientras que en otro podría ser un fracaso rotundo”, apunta el vicepresidente de la Cámara de Expendedores de GNC, Pedro González.

En diálogo con surtidores.com.ar, el directivo sostiene que por ejemplo, en Buenos Aires hay “sobreoferta” de bocas de carga. “Son más de 800 en toda la provincia, el mercado está sobredimensionado”, advierte.

“Lo mismo sucede en Mendoza, Córdoba o Santa Fe”, agrega. Sin embargo, reconoce que tomando distancia de las grandes ciudades, la posibilidad de instalar una Estación de Servicio que sea rentable “es muy factible”.

González explica que actualmente, una expendedora ubicada en una ciudad con buen número de habitantes, está obligada a vender al menos 100000 metros cúbicos para alcanzar el punto de equilibrio. “Esta situación explica la guerra de precios que se da en CABA, donde el GNC cuesta hasta un 60 por ciento más barato que en el interior”, puntualiza.

No obstante, remarca que el nivel de conversiones, que en definitiva resulta el motor que dinamiza la actividad, aun no alcanza la cifra deseable. Según ENARGAS, en 2020 se instalaron 97306 equipos, 60000 menos que un año antes. “El COVID frenó todo”, lamenta. “Las ventas en las estaciones actualmente están en el orden del 70 por ciento a los índices prepandemia, pero confiamos que se recuperarán durante el año”, observa.