¿Ayudan o perjudican?
Desde que comenzó el año los precios de las naftas y el gasoil treparon 31 por ciento, mientras que los gastos operativos lo hicieron mucho más. ¿Cómo repercute en la utilidad de una boca de expendio? ¿Consignada o reventa, cuál conviene en estas condiciones?
La última suba de los valores de los combustibles –que totaliza 31 por ciento en el año- disparó la queja justificada de consumidores y estacioneros por los efectos recesivos que deparará una medida de esta naturaleza.
Desde el sector observan que podría provocar una notable baja en el consumo. Al respecto, el Secretario de la Confederación del Comercio de los Hidrocarburos (CECHA) Oscar Díaz, considera que si bien en principio podría decirse que el aumento consigue mejorar la situación de las estaciones de servicio, “lo cierto es que va a depender de la forma en que responda el mercado, es decir si la demanda se sostiene en los mismos niveles o experimenta una baja”.
A priori opina que “lo más probable” es que al menos en principio, los niveles de expendio sean menores, aunque también agrega otro condimento a tener en cuenta: “puede suceder que la gente que consumía nafta Premium opte por la Súper”. Vale aclarar que el producto de mayor calidad ofrece un mejor beneficio que la nafta de 95 octanos, tanto sea por su costo como por el margen que ofrece al empresario.
“Es difícil predecir como va a ser el comportamiento de los consumidores”, sostiene Díaz. No obstante se esperanza que “después de un tiempo la demanda tienda nuevamente a nivelarse, como ha ocurrido en anteriores oportunidades”.
¿En este contexto, que sistema de comercialización sería el más adecuado?, lo consultó surtidores.com.ar. “Según el que se utilice depende el punto de equilibrio”, sostiene. “En el caso del consignado, según los antecedentes que hemos analizado, una estación de servicio debe vender más de 400.000 litros para cubrir los costos operativos. Obviamente que esto depende fundamentalmente de la cantidad de empleados que tenga y de la forma que administra los costos operativos”, explica.
Siguiendo con el análisis, Díaz precisa: “en las estaciones que operan en reventa, el expendedor puede administrar su margen y por lo tanto tiene mayor flexibilidad. De todas maneras también en estos casos por lo general las petroleras quieren imponer un precio sugerido y por lo tanto su situación en cierta forma se asimila al consignado”.
Más allá de cual sea la modalidad, el directivo puntualiza que “en general los márgenes de utilidad siguen siendo los mismos, y es eso precisamente lo que provoca el problema de rentabilidad que aqueja a buena parte de las estaciones de servicio”. Funda su argumento en la evolución de los costos operativos “muy por encima de los ingresos, reduciendo en definitiva el beneficio”.
Haciendo hincapié en que “la situación aun no ha afectado la planta laboral”, Díaz concluye en que la solución al problema que aqueja al sector “es la sanción del proyecto de ley de comercialización que hemos presentado al Congreso”. En ese sentido remarcó: “cada vez se hace más necesario que el expendedor tenga la posibilidad de administrar su propio margen sin interferencia directa o indirecta de la petrolera”.
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