En general, al momento de seleccionar la ropa que los empleados van a vestir en las bocas de expendio, las empresas ponen el acento en la cuestión estética y de alineamiento con los valores estipulados en el manual de estilo. La comodidad es un segundo aspecto al que otorgan relevancia, contemplando las variaciones del clima. La seguridad, en cambio, prácticamente no es tenida muy en cuenta.

Sobre el tema, Federico Silva, representante del departamento comercial de Break Fire, fábrica de indumentaria ignífuga radicada en Lomas de Zamora, Buenos Aires, opinó: “Es increíble que los playeros trabajen con combustible todo el día y no tengan ropa adecuada para no quemarse ante un incendio o explosión”.

Más allá de que la vida no se pude medir en dinero, Silva se sorprende por el bajo costo que presenta un conjunto de pantalón y camisa: apenas 140 dólares. “La única vestimenta que puede cubrir al empleado de no quemarse la totalidad del cuerpo es la que se denomina ignífuga de nomex”, precisa.

En cuanto al diseño, Silva aclara que “se acomoda a las necesidades del cliente”, respetando los colores y modelos que ya elaboraron las distintas marcas. Incluso menciona que hay versiones en función de la temperatura ambiente: “hay de 4.5 onzas para el verano y de 6 onzas para el invierno”.

Por instinto natural, cualquier persona que atraviesa un incidente de estas características tiende a cubrirse la cara y no así el resto de las extremidades. Las mantas ignífugas son una herramienta más, pero en medio de la desesperación, suele demorarse hasta que alguna persona abrace al operario y le extingue el fuego de su ropa de algodón.

Por el momento, este tema no está regulado por parte de la Secretaría de Energía de la Nación, a diferencia de otros usos y costumbres comerciales de las bocas de expendio que implican peligro para la sociedad y los trabajadores. Tampoco los referentes gremiales del rubro se pronunciaron sobre el tema.