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La transición hacia la movilidad sostenible enfrenta desafíos en Argentina, donde la competencia desigual y la falta de un marco regulatorio frenan el avance del mercado de vehículos eléctricos y la red de carga.
¿La electromovilidad está en peligro? En la última semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su enfoque en la producción y exportación de petróleo y gas. Declaró la emergencia energética nacional con el objetivo de aumentar significativamente la producción de hidrocarburos, buscando ofrecer precios más bajos de combustible y calefacción a los estadounidenses.
Sus recientes declaraciones y el apoyo del Presidente Javier Milei, preocupa a los referentes del mercado de vehículos eléctricos en Argentina y suma incertidumbre a un contexto de transición energética que ya es complejo.
Las Estaciones de Servicio que ya están incorporando infraestructura de carga, así como aquellas que tienen pensado invertir en nuevos cargadores pueden preguntarse si sigue teniendo sentido apostar a ello.
Según Sergio Norberto Álvaro, presidente de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (AAVEA), estas ideas pueden ralentizar la adopción de la electromovilidad que actualmente sólo representa el 5 por ciento del parque automotor.
En diálogo con surtidores.com.ar, el directivo sostiene que los fondos que el sector espera para incentivos fiscales y financiamiento que haga más accesible la compra de nuevos vehículos enchufables podrían desviarse.
No obstante, asegura que el mercado argentino está viviendo un momento incipiente y será cuestión de tiempo que este se desarrolle siguiendo las tendencias de otros países latinoamericanos.
En la misma línea, Nicolás Capello, coordinador nacional de infraestructura de la Cámara Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (CAVEA), señala que este panorama no debe desviar el foco de las necesidades estructurales.
“La reducción de costos en las baterías, el aumento de la oferta de automóviles y la expansión de la red de carga son pilares clave para avanzar en la transición hacia una movilidad más limpia y sostenible”, afirma a este medio.
Aunque para ambos referentes esto representa una “competencia desigual” entre el transporte impulsado por líquidos y GNC y los eléctricos, enfatizan en que no se deben entender como tecnologías rivales, sino como “un modelo de transición en el que ambos sistemas pueden convivir por décadas, complementándose para ofrecer soluciones integrales a los usuarios”, tal como lo declara Capello.
Ambos coinciden en que los empresarios estacioneros tienen una oportunidad clave en este contexto, ya que se abre una puerta para diversificar su oferta y aumentar la rentabilidad de sus espacios.
Sin embargo, Álvaro remarca que para que esto suceda es indispensable que se establezca un marco normativo sólido que favorezca las inversiones.
“Existe interés por parte de algunos partidos políticos pero el proyecto que presentamos no logra entidad parlamentaria. Estamos próximos a un nuevo vencimiento del plazo pero no hay novedades. Así que seguimos insistiendo en que es un buen momento para volver a revisar cada punto y elaborar una estrategia a largo plazo interesante para todos los sectores”, añade el presidente de AAVEA.
¿QUÉ OCURRE CON LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ NACIONAL?
La industria automotriz argentina atraviesa un momento de incertidumbre y oportunidades en el marco de la transición hacia la electromovilidad.
A pesar de la creciente demanda global de vehículos eléctricos, su presencia en el mercado local sigue siendo mínima, con un parque automotor aún dominado por tecnologías tradicionales y solo una pequeña fracción de vehículos eléctricos puros.
Actualmente, las organizaciones del sector afirman que la infraestructura de carga eléctrica en el país está más avanzada que la cantidad de autos que podrían utilizarla, generando un desbalance que evidencia la falta de una política integral en el sector.
En este contexto, algunas automotrices han considerado apostar por vehículos híbridos como una alternativa intermedia para el mercado argentino.
Sin embargo, la inestabilidad de las políticas actuales ha generado dudas sobre la viabilidad de esta estrategia.
Mientras tanto, en otros países de la región, como Costa Rica, Colombia y Chile, la movilidad eléctrica ha ganado terreno, impulsada por iniciativas gubernamentales más sólidas y una mayor adopción tecnológica, especialmente en el transporte público. Brasil es el país latinoamericano que encabeza esta apuesta, con el anuncio de nuevas fábricas que cuentan con respaldo de China.
Por su parte Argentina, con su potencial para la producción local de vehículos eléctricos, enfrenta barreras significativas. Álvaro explica que, si bien se reconoce la posibilidad de fabricar ciertas categorías de vehículos en el país, esto depende de una mayor apertura al comercio internacional y de políticas que incentiven tanto la importación de tecnología como su desarrollo.
En paralelo, el Gobierno aún no ha mostrado un compromiso claro hacia la creación de un marco normativo que permita un verdadero impulso a la electromovilidad, dejando al sector en un estado de espera e incertidumbre.
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