A pocos días de obtener un triunfo aplastante, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció una serie de medidas tendientes a controlar las cuentas de la macroeconomía. En primer lugar obligó a las petroleras a liquidar las divisas provenientes de la exportación y posteriormente le quitó los subsidios a los servicios públicos, al igual que a las empresas mineras. En este contexto, hay fuertes rumores de que próximamente se eliminarán las subvenciones que las empresas de transporte reciben para comprar el gasoil.

Al respecto, el ex secretario de energía Daniel Montamat propuso analizar en profundidad la posibilidad de implementar GNC en el transporte pesado, al igual que Estados Unidos.

“La conversión del transporte urbano al GNC es deseable por razones ambientales pero complicado para las actuales señales de precios. El GNC siempre va a costar algo menos que el gasoil no subsidiado, pero el reemplazo de equipos es una inversión significativa por unidad”, explicó.

Para el experto en energía las tarifas actuales de la Capital Federal son muy baratas – $1,20 – y se habla que sin subsidios al gasoil se irían a cerca de $4. A su entender, según como se desarrolle la quita de los fondos -teniendo en cuenta qué tipo de usuarios y la cantidad- será fundamental para incentivar o no el uso del GNC en el transporte público. “Si el subsidio general se focalizara a ciertos consumidores es posible que la recomposición tarifaria resista una reconversión de las unidades al GNC”, advirtió.

Montamat señaló que habría que mejorar el abastecimiento de gas e instalar nuevas estaciones de carga de GNC en las terminales de las distintas líneas. “El problema de las conversiones es que no hay suficiente gas natural de producción doméstica y el importado de Bolivia o por barco lo pagamos entre 3 y 6 veces más”, apuntó.

No obstante, afirmó que “si logramos desarrollar el potencial de gas no convencional y logramos revertir primero la declinación productiva, y luego alcanzar de nuevo el autoabastecimiento, hay que estudiar seriamente la posibilidad de implementar el GNC en el transporte pesado”.

Tras el objetivo político de impedir la suba indiscriminada de los pasajes, el Ministerio de Planificación, que dirige Julio De Vido, fijó en $ 0,97 el precio del gasoil que utilizan las transportistas. El combustible representa un parte importante –cercana al 50 por ciento- del costo de los boletos. La diferencia con el precio de mercado que cobran las petroleras –que a nivel país ronda los $4 la cubre el Estado