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Errores en la elección del sistema fundacional pueden generar sobrecostos del 30 por ciento, demoras y fallas estructurales. La planificación correcta es clave para garantizar eficiencia y evitar contingencias en la obra.
En muchos proyectos de Estaciones de Servicio, el movimiento de suelos y las fundaciones no se contemplan con la profundidad técnica que requieren, generando desviaciones de hasta el 30 por ciento sobre el presupuesto previsto. La clave está en anticiparse desde la etapa de anteproyecto.
A pesar de que la arquitectura visible suele captar la atención inicial, las variables más determinantes para el costo y la viabilidad técnica de una Estación de Servicio se encuentran en lo que está por debajo del nivel del terreno.
Desde el tipo de suelo hasta la napa freática, las decisiones fundacionales pueden representar entre el 10 y el 35 por ciento del presupuesto total de obra.
“Una estación puede tener una muy buena imagen, pero si el terreno es inadecuado, la inversión puede resentirse desde un inicio”, advierte el arquitecto Patricio Pon, director de PON Estudio de Arquitectos, especializado en proyectos integrales para Estaciones de Servicio.
En diálogo con surtidores.com.ar, detalló que la incidencia del suelo excede lo estructural: “Condiciona los plazos para habilitaciones ambientales, las pendientes para vehículos, la visibilidad comercial, los cálculos estructurales y los plazos de obra. Todo parte de una buena lectura del terreno“.
LO QUE NO SE VE, TAMBIÉN CUESTA
El costo oculto de las fundaciones se torna crítico cuando no se incorpora un estudio geotécnico al inicio del proyecto. En su experiencia, Pon indica que “la subestimación de esta etapa puede derivar en sobrecostos no previstos de hasta 30 por ciento, replanteos estructurales, fallas en pavimentos y hasta problemas con tanques enterrados“.
Según datos del estudio:
Las fundaciones directas como plateas o zapatas son más económicas, pero sólo viables si las condiciones lo permiten. En cambio, las más profundas con pilotes o pozos implican mayores costos y plazos, especialmente si deben incorporarse durante la obra.
Para evitar contingencias, el estudio propone una metodología integral que considere el suelo como una variable de diseño. Las recomendaciones incluyen:
“La arquitectura de una Estación de Servicio no empieza con los surtidores ni la tienda, sino desde abajo, con decisiones que muchas veces no se ven, pero definen el devenir del proyecto“, afirma Pon.
Desde el punto de vista técnico, una estación bien planificada puede ahorrar no solo en costos, sino también en tiempos de obra y mantenimiento futuro. “El suelo no es una amenaza, sino una variable proyectual más. Planificada a tiempo, es aliada; ignorada, puede ser un verdadero problema“, concluye el arquitecto.
La experiencia de PON Estudio de Arquitectos destaca la importancia de integrar disciplinas desde el inicio y mirar más allá de lo visible. En un contexto de costos crecientes y necesidad de eficiencia, las decisiones bajo tierra son cada vez más determinantes para el éxito de una Estación de Servicio.
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