Muchos proyectos legislativos que involucran a las estaciones de servicio nunca llegaron a ver la luz. Están relacionados con medidas punitivas que poco tienen que ver con la actividad pero de alto impacto mediático. Los estacioneros aseguran que no tienen sentido
La actividad legislativa relacionada a la actividad de las estaciones de servicio no goza de buena salud. A nivel nacional son muy pocas las leyes que las incluyen y en lo que respecta a las provincias, la mayoría de los proyectos tienen que ver más con su impacto mediático que con la trascendencia de su contenido.
En el Congreso de la Nación sólo persiste el de Comercialización de Combustibles, una iniciativa tendiente a impedir la presencia de las compañías petroleras en el mercado minorista y otro enfocado a la prohibición de cargar nafta sin el casco protector. El primero hace cinco años que espera su tratamiento infructuosamente mientras que el restante nunca llegó al recinto.
En las cámaras del interior sin embargo, las propuestas son variadas. Muchas de ellas “insólitas” como las denominan en el sector por no tener que ver con la tarea que llevan adelante las bocas de expendio sino con sanciones a las leyes de tránsito pero que las involucran como partícipes necesarias.
El más emblemático es quizás aquel que prevé que las estaciones de servicio no carguen combustible a las personas alcoholizadas, y que de 22 a 7 los playeros le hagan una prueba de alcoholemia a los conductores. El proyecto es del cordobés Juan Manuel Cid, quien aspira a incorporarlo al Código de Faltas de la Provincia de Córdoba, en su capítulo cuarto “Seguridad Vial”. Se basa en la prohibición de manejar con una alcoholemia superior a 500 miligramos por litro de sangre o de 200 miligramos por litro en el caso de que sean motociclistas.
La iniciativa del legislador justicialista cosechó el rechazo de los trabajadores y empresarios. “Se expone al playero a una situación de violencia, que puede terminar incluso con la muerte de algún muchacho. A una persona borracha no se le puede decir que no se le carga, porque se puede poner muy violento”, entendieron desde el gremio.
“Es la ridiculez más grande que escuché en mi vida. La estación no se puede convertir en un centro de control. La estación de servicio es un comercio que vende nafta. En un restaurante, el mozo no le hace un examen de colesterol a los comensales para ver si pueden comer un asado”, comparó Raúl Castellano, de la Federación de Expendedores (Fecac).
Lamentablemente Córdoba no es exclusiva en este tipo de acciones inéditas. Concejales de Villa Gobernador Gálvez, una localidad lindante con Rosario, aprobaron meses atrás el proyecto Nº 4.725/13 que prohibe a las estaciones de servicios de la ciudad no vender nafta a aquellos motociclistas cuyos vehículos no tienen patente.
Para cumplir con la ordenanza, las estaciones de servicios tendrán que colocar carteles que indiquen la prohibición, bajo la leyenda “Sin casco y sin patente, no hay nafta” y “prohibido el expendio de combustible sin la chapa patente y el casco reglamentario. No comprometa al personal“. La medida aun no se aplica pero pronto entrará en vigencia.
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