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Con una planificación adecuada, los estacioneros podrán elegir entre distintas modalidades de contratación, optimizando recursos y fortaleciendo su negocio.
Las recientes resoluciones emitidas por la Secretaría de Energía comienzan a marcar un cambio estructural en el mercado eléctrico argentino. Después de más de una década bajo un sistema centralizado en el que CAMMESA concentraba las compras y establecía precios administrados, el nuevo marco normativo avanza hacia un modelo de mayor competencia y responsabilidad individual. Este proceso impactará de manera directa en sectores de alto consumo, entre ellos, las Estaciones de Servicio.
Nadia Sager, directora y fundadora de GEINSA Gestión de Energía, explicó a surtidores.com.ar que “el impacto que tienen los cambios que se están analizando es muy relevante, especialmente porque ya se definieron lineamientos para los grandes usuarios de las distribuidoras”. Según precisó, la mayoría de las Estaciones de Servicio encuadran en la categoría GUDI (Grandes Usuarios del Distribuidor con potencias mayores a 300 kW), aunque algunas también podrían ser GUMA o GUME, es decir, agentes del mercado mayorista.

El punto de inflexión comenzó en diciembre de 2023 con la Resolución 976, que introdujo una transición importante para los grandes usuarios de las distribuidoras. A partir de entonces, los GUDI comenzaron a afrontar los costos equivalentes a los de los usuarios del mercado mayorista, abonando la energía a valores reales y sin subsidios. “Esa fue la primera señal de que el sistema avanza hacia una lógica más competitiva y de responsabilidad”, señaló Sager, al subrayar que el cambio aplica a los usuarios con demandas superiores a 300 kilowatts de potencia.
En esta misma línea, la reciente Resolución 21 profundiza el proceso al permitir que los GUDI ingresen y salgan del mercado mayorista, algo que antes no estaba permitido una vez que el usuario migraba. Además, establece nuevos lineamientos de normalización que obligan a cada consumidor a garantizar su cobertura energética mediante contratos, ya sea con generadores, comercializadores o a través de las propias distribuidoras.
“Cada usuario va a tener que garantizar la cobertura de energía y potencia a través de contratos, porque el que no lo haga quedará expuesto al precio spot, que es marginalista y reflejará los costos reales del sistema eléctrico”, advirtió Sager. En este esquema, las distribuidoras adquieren un papel clave: actuarán como “agregadoras”, contratando energía en el mercado mayorista o a término para abastecer a los GUDI que elijan permanecer bajo su esquema.
Las Estaciones de Servicio podrán optar entre continuar dentro de la distribuidora, contractualizando su consumo, o salir directamente al mercado mayorista y operar como GUMA o GUME. En este último caso, gestionarían de forma directa sus contratos de energía y potencia, eligiendo a sus proveedores y manteniendo con la distribuidora un simple contrato de peaje.

El nuevo paradigma exige un nivel de planificación que muchas empresas deberán incorporar rápidamente. “Estamos pasando de un modelo centralizado y administrado a un esquema donde cada gran usuario, incluida cada Estación de Servicio, deberá tomar decisiones estratégicas de contratación y gestión”, subrayó la especialista.
Si bien el proceso abre oportunidades para optimizar costos en el mediano plazo, en una primera etapa se prevé un incremento de los valores de la energía hasta que el mercado logre estabilizarse. “Se espera un aumento de costos antes de que haya una baja, y esto probablemente impacte a las Estaciones de Servicio una vez que los lineamientos comiencen a aplicarse, algo previsto para noviembre”, anticipó Sager.
Finalmente, la directora de GEINSA destacó que “estos cambios no deben verse solo como una carga o un ajuste de costos, sino como una oportunidad para profesionalizar la gestión energética. Las estaciones que entiendan la lógica del nuevo mercado van a poder tomar mejores decisiones y ganar competitividad en el largo plazo”.
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