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Operadores implementan estrategias para cuidar al personal y sostener la rentabilidad en zonas más cercanas a los centros urbanos.
El escenario de las Estaciones de Servicio en distintas regiones del país viene atravesando transformaciones marcadas por la evolución de los hábitos de consumo y ciertas problemáticas de seguridad. Con menos demanda durante la noche y episodios de delitos aislados, algunos operadores optaron por ajustar los horarios de atención o restringir el despacho a determinados vehículos.
Si bien la caída de ventas nocturnas impacta sobre la rentabilidad, muchas estaciones decidieron reorganizar sus turnos de manera preventiva y responsable. Así, buscan equilibrar la continuidad del servicio con medidas de protección que den tranquilidad tanto al personal como a los clientes.

Pedro Llorvandi, referente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines y de la cámara que agrupa a las Estaciones de Servicio de Santiago del Estero, explicó que estas decisiones no implican cierres totales, sino ajustes puntuales según cada contexto. “Lo que sucede con el horario nocturno, sobre todo en los lugares donde hay inseguridad, es disminución de los puntos de venta —achicando isla, poniéndole acólito a la playa y no despachando especialmente a las motocicletas”, comentó.
Según el dirigente, la medida se aplica principalmente en las grandes ciudades y capitales provinciales. “Después de las once de la noche o medianoche, dependiendo de la época del año, si es invierno y hace mucho frío, ya no se despacha moto. Eso es lo que está pasando”, detalló, haciendo hincapié en que cada estación evalúa su propia dinámica.
El dirigente aclaró que en las localidades más pequeñas esta situación es mucho menos frecuente. “En esos casos se conoce todo el mundo, con lo cual no está pasando”, sostuvo, al tiempo que valoró la confianza y el vínculo comunitario que caracterizan al interior del país.

En paralelo a estas restricciones horarias, muchas estaciones implementaron otras herramientas de prevención: cámaras de última generación, personal adicional en horarios críticos y sistemas de control remoto que permiten operar con más seguridad sin resignar la atención básica.
La disminución de ventas nocturnas también responde a cambios de hábitos. De acuerdo al testimonio del empresario norteño, en muchas zonas, la movilidad baja considerablemente después de la tarde, y los consumidores prefieren cargar combustible durante el día. Este fenómeno se acentuó con la situación económica y el uso más racional del vehículo.
Si bien la inseguridad genera preocupación, la mayoría de las estaciones buscan mantener un equilibrio que permita seguir brindando servicio de forma estable. “La idea no es cerrar definitivamente, sino adaptar la operación a cada realidad”, insistió Llorvandi.
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