El 1 de enero la petrolera YPF aumentó un 2,9 por ciento los precios de naftas y gasoil como consecuencia de la suba de los biocombustibles autorizada por el Gobierno nacional.

Luego se dieron dos subas más con diferencia de menos de siete días entre una y otra, que se fue efectivizando en distintas ciudades de manera heterogénea y sin aviso previo.

En diálogo con surtidores.com.ar, Héctor Martínez, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Entre Ríos, señala que esta “estrategia de los aumentos fantasmas”, es decir, incrementos mínimos pero en poco tiempo, no les permite un horizonte de previsibilidad para la reposición de stock.

El dirigente se muestra a favor de que los valores se recompongan al ritmo inflacionario del año pasado, pero indica: “Sería más conveniente que antes de aumentar los precios las proveedoras nos avisen con anticipación a la red de operadores”.

Martínez opina que, al público, “no es contraproducente esta política de aumentos en pequeñas partes y sin aviso, porque de ese modo se evitan las tradicionales filas de autos que se acumulaban en las bocas de expendio cuando se anunciaban aumentos”.

Señala que las subas en bajas proporciones no impactan fuertemente en la demanda y que, por otro lado, “ayudan a quienes vivimos del negocio de la venta minorista de combustibles y tenemos al aumento de precios como única alternativa de elevar la rentabilidad”.

En ese sentido, el directivo alerta que por la crisis sanitaria el volumen de ventas sigue amesetado en menos del 70 por ciento de sus volúmenes normales y, como contrapunto, los costos operativos siguen en aumento, con lo que “las actualizaciones de valores al surtidor, son casi el único camino de recuperación del rubro”, indica.

Finalmente, Martínez se mostró esperanzado por las perspectivas de venta de gasoil, ya que en la región hubo un volumen de lluvias significativo que benefició la actividad rural, lo que redundará en un beneficio extra para las expendedoras que tienen relación con el sector agropecuario.