No necesariamente se trata de nuevos comercios. En la mayoría de los casos se registran locales que ya operaban en el mercado despachando combustibles líquidos que incorporaron surtidores de gas. Buenos Aires, Córdoba y Santiago del Estero son las provincias que mostraron mayor crecimiento, superando por lejos la media nacional
De acuerdo a datos del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) en septiembre se relevaron en todo el país 1959 establecimientos con oferta al público de Gas Natural Comprimido (GNC). A principio de este año, se relevaron 1937, lo que determina una evolución positiva de 22 aperturas y un promedio mensual en todo el país de 2,44.
El mapa de las provincias donde se instalaron nuevos surtidores de gas es el siguiente: Buenos Aires 6, Córdoba 5, Santiago del Estero 4, Santa Fe 2, Entre Ríos, Jujuy, Neuquén, Salta y Tucumán un puesto de venta por cada una. El resto de los distritos no mostró cambios. En el Noreste y Santa Cruz no hay actualmente oferta de GNC.
Según explican en el sector esta tendencia en crecimiento que se refleja de la cantidad de estaciones de servicio que despachan gas tiene dos aristas centrales: los combustibles líquidos no son rentables para los expendedores a pesar de que presentan precios de hasta un 40 por ciento más altos que el año pasado. Y por otra parte el parque automotor de GNC viene creciendo a un ritmo del 20 por ciento desde hace varios años, situación que fomenta la instalación de surtidores en zonas donde anteriormente no había.
Si bien el Gobierno Nacional el año pasado aumentó el costo del gas en boca de pozo – el que pagan los operadores – todavía hay empresarios que prefieren agregar a la carpeta de productos GNC para compensar los bajos márgenes de las naftas, anclados en el caso de YPF en el 8 por ciento. Sumar nuevos servicios adicionales y potenciar las ventas en el shop es la única alternativa de subsistencia en la actividad.
Además, producto de los altos precios de los combustibles líquidos, muchos automovilistas se animan a comprar los sistemas de inyección a gas más modernos, conocidos bajo el nombre de “quinta generación”, para ahorrar en energía lo que no se puede evitar en otros gastos comunes de la vida cotidiana, como alimento y vivienda. Un vehículo que recorre más 1500 kilómetros mensuales recupera en menos de un año el costo de inversión.
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