El negocio petrolero atraviesa una etapa de crisis, por la baja del crudo en los mercados internacionales. Para salvar los puestos de trabajo en Patagonia, el Gobierno coordinó un acuerdo para que cada una de las partes absorba parte de las pérdidas: empleados, operadoras, Estados provinciales y el Gobierno Nacional.

El primer desafío de Juan José Aranguren, el Ministro de Energía y Minería, fue intentar que luego de la devaluación de la moneda no haya un traslado directo en los surtidores, preocupación que se mantiene, a pesar de la actualización consensuada del 6 por ciento durante enero, dado que en abril está el compromiso de hacer un nuevo ajuste.

Una de las variables que en estas circunstancias aparece como opción para frenar la escalada de los valores de los combustibles al público, tendría que ver con implementar el auto-servicio en las estaciones, medida que Andrés Doña, Secretario General de la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio (FOESGRA) aclara que “de ninguna manera lo vamos a permitir”.

“Vamos a confrontarlo en caso de que esto suceda”, se planta Doña, en defensa de los puestos de trabajo. Y recuerda el consenso que hubo con los expendedores bonaerenses en este sentido, cuando se logró que la legislatura exprese por ley su imposibilidad de instrumentación.

“Siempre fue una aspiración de Shell y de la ESSO para bajar costos”, cuestionó. Es que existen experiencias de este tipo en otros países, que para el sindicato no deben replicarse en el negocio local: “no puede cargar combustible alguien que no sabe usar una manguera; es un peligro porque se deja de lado la seguridad”.

“La máquina se hizo para ayudar al hombre y no para reemplazarlo”, sostuvo Doña. Por eso, lejos de pensar en un esquema comercial sin playeros, propone acentuar la capacitación de personal y seguir incrementando el confort a los usuarios.