En épocas rutinarias de la economía argentina donde las paritarias corrían al filo de la inflación anual, el impacto de cada aumento de precios en las pizarras de las Estaciones de Servicio duraba unos pocos días y rápidamente se normalizaba.

Pero las últimas actualizaciones en plena pandemia, donde los sueldos no se actualizaron y la demanda cayó en todos los rubros, puso en vilo a las organizaciones que defienden los derechos de los consumidores, que pronostican una baja en el ya deprimido expendio de combustibles.

En este caso, el ex diputado y titular de la entidad “Consumidores Libres” Héctor Polino, le dijo a surtidores.com.ar, que a partir de diciembre se verán los números reales de lo que significó el alza de precios de los combustibles líquidos en la actividad estacionera.

Pero además indicó que los productos básicos en las góndolas serán más caros sin dudas por el componente del costo del transporte.

“Estamos en un país que tiene la superficie de un continente entero, es decir 3 millones de km2, que desde los años 1960, destruyó su red de ferrocarriles, lo que hace que la logística y distribución sean exclusivas de los camiones”, comentó.

Así las cosas, con la recesión de la crisis del COVID, Polino descartó que las familias tipo puedan alcanzar a recuperarse para mantener la suma que destinan mensualmente a la compra de nafta, porque deberán derivarla a necesidades más urgentes.

Aclaró que los combustibles ocupan EL tercer lugar en la incidencia sobre las cadenas de costos, que junto con la dolarización de la economía y la liberación de las tarifas de servicios públicos que ya fue anunciada, repercuten en las industrias Y los comercios.

Por último aseveró que “con los aumentos de gasoil, la exigencia para los consumidores se va por las nubes. Hay mucha gente en estado real de necesidad porque sus ingresos no le alcanzan para los gastos básicos”.