Nuestro país es uno de los que cuenta con más automóviles a GNC del mundo. Según las últimas estadísticas del Ente Nacional Regulador del Gas, a septiembre había 1.520.872 vehículos con oblea vigente, una cifra solo superada por países como Pakistán e Irán.

Actualmente ocupa el segundo lugar en estaciones de carga con 1.924 puntos de venta: Se ubica bastante lejos de la nación pakistaní –que tiene 3.300- pero por encima de Brasil y Estados Unidos, Italia y Alemania, cuyos parques vehiculares se encuentran en constante ascenso.

La diferencia con aquellos países es la participación de los surtidores que expenden el combustible gaseoso, ya que casi la mitad de los puntos de venta de la Argentina despachan a GNC. Es que la brecha de precios que lo separa de las naftas es un motivo excluyente para seguir apostando a desarrollar este segmento, que a pesar de los vaivenes del mercado aun no encontró su techo.

Para graficar este desarrollo vale destacar que hace una década atrás las bocas de gas representaban el 15 por ciento del total y hoy llegan al 50. Hay 19 provincias abastecidas, aunque Buenos Aires se lleva el 44 por ciento del consumo general, seguida por Córdoba, Mendoza y Santa Fe.      

La incorporación del GNC al mix de productos que ofrecen las estaciones de servicio, en especial aquellas cuyo caudal de ventas no alcanza a cubrir los gastos indispensables de funcionamiento, es un muy buen argumento para paliar la crisis que desde hace años envuelve al sector. Los empresarios entienden que vender gas es más rentable que hacerlo de manera exclusiva que con combustibles líquidos.

Además, nuestro país es líder tecnológico a nivel mundial y cuenta con empresas de primera línea que ofrecen soluciones integrales y a la medida de cada proyecto para la compresión de Gas Natural. La inversión necesaria para un emprendimiento de estas características si bien es considerable tampoco es un escollo: ronda los 200.000 dólares entre equipamiento y obra civil.