La cotización del crudo Brent cerró ayer en torno a los 80 dólares por barril, marcando un incremento del 10 por ciento en las últimas tres semanas. Este aumento, impulsado por factores de mercado y tensiones geopolíticas, llevó a algunas petroleras a ajustar los precios en el canal mayorista, anticipando posibles incrementos en los surtidores.

La suba aplicada por las compañías en ese segmento osciló entre un 5 por ciento y un 6,2 por ciento. Esta medida afectó particularmente a las Estaciones Blancas, que dependen de distribuidores para su suministro. Hasta la semana pasada, estas ofrecían precios más bajos que las de bandera, pero con este cambio, los valores de la nafta y el gasoil se han equiparado, eliminando la ventaja competitiva que solían tener.

Año electoral: Estiman que los precios de los combustibles aumentarán por debajo de la inflación

Este escenario plantea interrogantes sobre un posible traslado del ajuste a los consumidores, especialmente luego de que el presidente de YPF, Horacio Marín haya afirmado oportunamente que “el precio del combustible depende del petróleo. Si sube, el precio del combustible tiene que subir”.

En este contexto, y aunque el Gobierno ha establecido una política de aumentos controlados en el sector, las empresas podrían buscar formas de trasladar parte de este incremento. En los últimos meses, las actualizaciones de los precios sólo han reflejado el crawling peg y ajustes parciales en el Impuesto a los Combustibles Líquidos, que arrastra un atraso desde la gestión anterior.

En 2024, la nafta acumuló un aumento promedio del 85 por ciento, mientras que el gasoil subió un 77 por ciento. A pesar de estas cifras, ambos combustibles quedaron por debajo de la inflación anual, que alcanzó el 117,8 por ciento. Esta disparidad refleja la presión regulatoria sobre el sector, que enfrenta la difícil tarea de equilibrar la rentabilidad empresarial con las medidas de contención de precios dispuestas por el Gobierno.

Mientras tanto, el precio del crudo se mantuvo estable este lunes, en un contexto de expectativas globales ante la toma de posesión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien dijo que buscará abarrotar el mundo de petróleo estadounidense, con una reactivación de la actividad no convencional de hidrocarburos.

Si bien los mercados aguardan mayor claridad sobre su agenda política, según la Administración de Información de Energía (EIA), se espera que el Brent promedie u$s74 por barril para 2025 (-8 por ciento respecto a 2024) y unos u$s66 en 2026 (-11 por ciento respecto a 2025).