Según informaron representantes del sector en octubre se colocaron menos sistemas de gas de los que se esperaban. Atribuyen la caída a la confusión que generó entre los potenciales clientes el aumento del costo del combustible. Así y todo, confían en que las conversiones repuntarían hacia fines de año
En los primeros días de agosto, la Comisión de Planificación y Coordinación Estratégica del Plan Nacional de Inversiones Hidrocarburíferas, que preside Axel Kicillof, aplicó un incremento sobre el precio del gas que las estaciones de servicio pagan a las petroleras para después comprimirlo. El tratamiento que tuvo la noticia en los medios de comunicación generó gran incertidumbre entre los consumidores, que ante la posibilidad de que disminuya la diferencia de valor con las naftas, descartaron la compra de equipos.
Esto, sumado al descenso del ritmo económico y a la suba en algunos casos del metro cúbico en las bocas de expendio anticipándose a la decisión del Gobierno de intervenir en el mercado, desencadenaron, según Horacio Magraht, Secretario de la Cámara de Instaladores de equipos de GNC (CAPEC) en una disminución de las conversiones. “Mucha gente que pensaba instalar equipos de GNC no lo terminó haciendo”, lamentó.
Ni la baja del costo de los equipos en los talleres contribuyó a revertir la situación. El dirigente informó que “en los últimos tiempos los tubos de gas bajaron aproximadamente un 10 por ciento” en todo el país por cuestiones propias de la actividad.
Los dispositivos más modernos, conocidos como de “quinta generación”, cuestan alrededor de 8.000 pesos y hoy representan el 30 por ciento de las ventas totales. El 70 restante son de tercera generación y se instalan principalmente sobre autos de gama media o baja.
Según datos del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) en septiembre se vendieron 9493 equipos de GNC, que representan un 35 por ciento menos que en el mes anterior, cuando se traspasaron 12.892 unidades. En relación a igual periodo de 2011, en cambio, la diferencia es de apenas un 5 por ciento. No obstante, Magraht asegura no perder el optimismo, a pesar de que las condiciones no son de las mejores.
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