El precio actual de la nafta en la Argentina es uno de los más altos de la historia

El último incremento de precios de los combustibles posicionó a nuestro país entre el selecto grupo de los más caros del mundo. Tomando en cuenta las pizarras de las estaciones del interior, Argentina se ubica al mismo nivel de Francia, España, Suiza o Bélgica y cada vez más cerca del tope de la lista que encabeza Hong Kong.

Respecto a otras naciones, duplica los valores a los que se comercializa la nafta en Estados Unidos, China o Australia.

En la región, en pocos años pasó de estar entre los más bajos a liderar el ránking, aun por encima de Uruguay que se caracteriza por ser uno de los más caros del planeta. Actualmente el litro de nafta supera en 40 centavos de dólar al de Chile y Brasil y en 60 a Paraguay, desalentando definitivamente la llegada de extranjeros que hasta algunos meses atrás colapsaban las estaciones de las provincias fronterizas.

Al respecto, el ex Subsecretario de Combustibles de la Nación Alberto Fiandesio, opina que la medida acordada entre el Gobierno y las empresas petroleras “resulta desconcertante”. Señala que “la nafta está a 1,15 u$s/litro, uno de los valores más altos de la historia del país, superando lo que sucedió en los noventa, con la convertibilidad”.

“Lo que sucede está lejos de ser una política de apertura y libertad económica, que pudiera esperarse”, objeta el especialista. “No hay equilibrio con las fuerzas del mercado exterior ya que si pudiese importar los valores de los combustibles en el mercado interno debieran ser mucho menores”, sentencia.

Fiandesio no duda sobre cual va a ser su afectación en el consumo: “va a afectar indudablemente, ya que el aumento tiene un quantum que supera lo conocido en la historia reciente. No es justificable ni con el aumento del tipo de cambio, bastante quieto, por cierto”, insiste.

Al tiempo que reclamó “alguna explicación clara del porqué de la suba”, el ex funcionario cuestionó finalmente: “aumentando todas las empresas juntas no se percibe mejora en el nivel de competencia y, mucho menos, en el cuidado del consumidor”.