
Activar/Desactivar Leer Página
Vivestar impulsa una nueva etapa con un hub tecnológico que pone el foco en aplicaciones reales, desde la industria hasta el transporte.
La movilidad sostenible no depende únicamente de los vehículos, sino de algo mucho más estratégico: los puntos de carga y repostaje. En ese contexto, el hidrógeno verde aparece como una alternativa con enorme potencial, pero cuyo desarrollo aún está íntimamente ligado a la creación de centros de abastecimiento eficientes, seguros y adaptados a diversas aplicaciones.
Así lo planteó Pablo Díaz Gómez de Enterría, director de Vivestar, una empresa uruguaya que combina ingeniería, innovación y sostenibilidad para acelerar la transición energética. “No alcanza con producir hidrógeno. Hay que construir condiciones para que pueda ser utilizado”, señaló a Surtidores Uruguay.
Vivestar trabaja en dos grandes verticales: energía y medio ambiente. Dentro de ellas, despliega tres líneas de acción: consultoría, ingeniería, y desarrollo de tecnologías y servicios. La firma se especializa en procesos de descarbonización industrial y empresarial, abordando temas de eficiencia energética, optimización de procesos y diseño de soluciones tecnológicas a medida para mejorar la competitividad y reducir el impacto ambiental.
En el campo de la ingeniería, su participación en proyectos vinculados a energías renovables se complementa con servicios especializados como la supervisión de obras y la gestión de sitios industriales. Pero es en el terreno del hidrógeno verde donde Vivestar ha concentrado una apuesta estratégica: capacitaron a su equipo en el exterior, desarrollaron alianzas con proveedores internacionales y, más recientemente, lanzaron el “Vivestar Technologies H2 Hub” en el LATU (Laboratorio Tecnológico del Uruguay).
Este centro opera con el respaldo del Fondo Industrial y de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación, y cumple tres funciones que incluyen, una unidad de montaje de equipos que utilicen hidrógeno a escala industrial, un laboratorio abierto para testeo y validación de tecnologías, y una estación de repostaje.
Esta última no solo sirve como infraestructura de carga, sino también como un espacio de experimentación. Según Díaz Gómez de Enterría, ya se están realizando pruebas con distintas aplicaciones, incluidas bicicletas impulsadas por hidrógeno, una opción que representa una solución accesible y sostenible para entornos urbanos o parques empresariales.
“Hay sectores donde el hidrógeno ya muestra ventajas claras, como en maquinaria para centros logísticos, o en el transporte de cargas pesados”, aseguró. Para que estos equipos funcionen, el suministro debe estar disponible, y ahí radica el rol principal de los puntos de carga.
Más allá del ámbito industrial, la tecnología del hidrógeno ya es una realidad en muchos países, donde forma parte del parque automotor con buses, camiones e incluso autos particulares que funcionan a partir de esta fuente limpia y renovable.
Si bien, actualmente Uruguay aún no cuenta con una infraestructura habilitante para este tipo de movilidad, el avance de proyectos como el de Vivestar invita a comenzar a pensarlo. Incorporar el hidrógeno a la vida cotidiana implica anticiparse, crear las condiciones y habilitar un cambio cultural que acerque la sostenibilidad a lo concreto. Una oportunidad para transformar la manera de moverse y de habitar el territorio, con menor impacto y mayor eficiencia.
DEJANOS TU COMENTARIO!