El “veranito” que experimenta el sector del Gas Natural Comprimido comenzó a sentir los efectos de la recesión económica, ya que según datos dados a conocer por el ENARGAS, la cifra de vehículos convertidos en septiembre fue menor que la del mismo mes del año anterior.

La situación es paradójica en razón de que el gas vehicular es un combustible que se amplifica en tiempos de bolsillos flacos. Sin embargo, los coletazos de la devaluación post PASO impactaron con fuerza también en quienes tenían decidido invertir en la colocación de un equipo de GNC.

En el sector también atribuyen el freno de la actividad al congelamiento de los precios de las naftas. No obstante confían que luego del 14 de noviembre, fecha que finalizan los alcances del Decreto 566/19, los líquidos se dispararán (a diferencia del GNC que mantendrá su costo congelado hasta el año próximo) impulsando a los automovilistas a volcarse nuevamente a esta industria.

Actualmente la brecha entre ambos productos es de más de 60 por ciento en el interior del país y un poco menos en Ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a los registros del Ente Regulador. En este sentido, para un conductor que recorre 2500 kilómetros mensuales el ahorro anual será de aproximadamente 90000 pesos, el doble de lo que cuesta instalar un equipo.

LAS ESTACIONES DE SERVICIO CON MÁS VENTAS

En base a la información del ENARGAS, el volumen entregado por las distribuidoras a las Estaciones de Servicio creció 6 por ciento (julio, último mes comunicado oficialmente) respecto al mismo período de 2018.

En Argentina, el parque automotor a gas está conformado por 1.698.125 unidades, de las cuales tan solo 13.600 están registradas como taxis; 19.000 como utilitarios y 1.014 vehículos oficiales. El resto son particulares.