Preocupa a los estacioneros la brecha negativa entre aumentos de combustibles e inflación

La recomposición de los precios de los combustibles tras la asunción de Javier Milei no logró equiparar aún la evolución de la inflación. El porcentaje de aumento anual durante 2024 acumuló un 103,92 por ciento, mientras que la inflación de ese año totalizó 117,8 por ciento. Esta diferencia refleja una preocupante brecha negativa que impacta directamente en la rentabilidad de las Estaciones de Servicio, que ven crecer sus costos sin que el principal insumo de venta pueda seguir el mismo ritmo.

La situación no mejoró en marzo de 2025, cuando la nafta subió apenas un 1,9 por ciento frente a un incremento del 2,2 por ciento en el índice de precios al consumidor de enero. Este desfasaje genera inquietud entre los empresarios del sector, quienes advierten que los costos operativos continúan en ascenso. Entre los factores que inciden en esta ecuación están las paritarias salariales, el mantenimiento de las estaciones, los costos energéticos y las cargas impositivas, que no muestran signos de desaceleración.

“Estamos viendo que la recuperación del sector es muy desigual y que muchas estaciones de servicio, especialmente en el interior del país, están operando con rentabilidad nula o negativa“, expresó a este medio el presidente de FAENI, Alberto Boz.

En este contexto, el debate sobre la estructura de precios de los combustibles y su relación con la inflación está lejos de resolverse. Mientras el Gobierno sostiene que el mercado debe autorregularse y que los valores reflejan una normalización tras años de intervención, los estacioneros advierten que de no revertirse esta tendencia, podría haber un impacto en la oferta de combustibles y en la sustentabilidad de muchos establecimientos.

Según un estudio elaborado por el estudio Montamat y asociados, durante el mes de enero se registró un incremento promedio país (todas las banderas) de 2 tanto para gasoil como para naftas, en tanto que, en Capital Federal (YPF), el incremento alcanzó al 1,8 por ciento para todas las variedades de combustibles. Para el mes de febrero de 2025, la suba en la Ciudad de Buenos Aires resultó de 2 por ciento para todas las variedades de combustibles, mientras que para el promedio del país está en 2 por ciento para el gasoil y 2,4 por ciento para las naftas.

Ante los incrementos de precios de las referencias internacionales, a diferencia de los meses anteriores cuando el aumento en surtidores cubría la devaluación mensual y el incremento de los impuestos a los combustibles, en el mes de febrero, estos últimos se mantuvieron constantes por decisión del Gobierno, y así, poder compensar por parte de las petroleras parte del atraso que se dio en el mes de enero con la suba del Brent.

Es pertinente destacar que, tanto en el mes de diciembre de 2024 como enero de 2025, el Gobierno continuó con la política de postergación de ajuste del Impuesto a los Combustibles Líquidos y el Dióxido de Carbono, ajustando esos impuestos en un 7,5 por ciento para el gasoil y 6,5 por ciento para naftas en el mes de diciembre pasado y un 5,4 y 4,7 por ciento para gasoil y naftas respectivamente en enero de 2025 de manera tal de que el impacto sea de apenas del 1 por ciento en el surtidor.

Durante el mes de febrero, no hubo variación en los componentes impositivos, en tanto que a partir del 1de marzo, la actualización fue equivalente a un impacto en precio del 0,4 por ciento, muy por debajo de los datos de inflación del último mes de enero del 2025.

EL PROBLEMA MÁS ACUCIANTE

Para el presidente de la Cámara de Estaciones de Servicio de San Juan, Miguel Caruso, el problema principal no radica en los precios sino en los niveles de venta. “La preocupación más grande es la pérdida de consumo, realmente se pone muy cuesta arriba sostener la estructura, por ende cualquier factor que signifique una menor rentabilidad es alarmante”, sostuvo.

Vale recordar que según datos oficiales de la Secretaría de Energía, el consumo de naftas y gasoil mostró un retroceso interanual del 3,01 por ciento en enero, cifra liderada por la caída de la demanda de gasoil común, que se desplomó un 17,26 por ciento.