El modo de analizar el sector estacionero por parte del mediático analista económico Javier Milei, generó que la dirigencia empresaria respondiera desde la experiencia cotidiana, contrariamente a la teoría expuesta por el experto en números.

“Las empresas petroleras que participan en los mercados internos de nuestro país, son un puñado reducido y generalmente sus prácticas comerciales son cartelizadas, por consiguiente las Estaciones de Servicio, son absolutamente influidas en términos de precios por las compañías, sin perjuicio de que en el caso de contar con bandera, las influencias sean superiores, en relación con el margen comercial”, expresó a surtidores.com.ar, el referente de “Expendedores Autoconvocados”, Alejandro Di Palma.

El entrevistado, aclaró que la libertad aludida en la nota reciente por Milei, “no parecería funcionar ya que se hace muy difícil que una estación que vende muy poco y que por eso no tiene bandera y está en lugares intrascendentes para las grandes competidoras, tenga alguna posibilidad de discutir sus precios de compra con un distribuidor que, inclusive lo provee muchas veces con producto sin ninguna trazabilidad”.

Aludió Di Plama que ese estacionero, está simplemente “desesperado” intentando mantener su negocio abierto, mientras el pasivo laboral se incrementa y es mayor que sus supuestos “activos” y agregó además lo que consideró como “la espada de Damocles, el componente que supone el pasivo ambiental”, dijo.

Recordó por otra parte, el costo financiero de las ventas, el cual “es absolutamente sostenido por el capital del estacionero” y asestó que si Milei fuera capaz de sacar este simple cálculo, “quizás dejaría de vender combustible financiado y seguramente las ventas de las petroleras se derrumbarían”, expresó.

“Nuestra simple visión del negocio  es distinta, porque no somos economistas y su teoría (por la de Milei), nos dice que las ventas de combustible en términos generales, dependen solo de la actividad económica y por ende de un escenario que no manejamos”, agregó.

Finalmente, al hacer foco en la postura actual de este y muchos otros especialistas, sobre la flexibilización de convenios, afirmó: “Creo que en un país donde la actividad económica se apaga, y junto con esto, caen nuestras ventas y por lo tanto el trabajo se degrada, el arbitraje del Estado parecería ser requerido”.