Sugerencia presidencial
El ex Subsecretario de Combustibles de la Nación, Cristian Folgar, opina que para que mejore la renta unitaria por litro, alguno de los segmentos que integran la cadena de los hidrocarburos tiene resignar utilidades.
Alberto Fernández les pidió a los directivos de las principales empresas petroleras que operan en el país que le presenten propuestas para salir del congelamiento de precios que decidió a fines del año pasado y que implicó retrotraer la decisión de YPF de aumentarlos.
“No existen registros en la historia de la humanidad respecto a que la magia funcione en la Economía. Y eso que muchos lo han intentado”, afirma al respecto el ex Subsecretario de Combustibles de la Nación, Cristian Folgar.
En diálogo con surtidores.com.ar, el ex funcionario explica que hoy la renta de los combustibles se divide básicamente entre los productores (habitualmente denominados en la jerga el upstream), el transporte (midstream), la refinación (downstream), las Estaciones de Servicio (retail o se lo toma como parte del downstream) y el Estado en cualquiera de sus 3 niveles (vía regalías, impuestos, contribuciones, tasas, etc).
Para que mejore la ecuación unitaria por litro o m3 de alguno de esos segmentos “tiene que aumentar el valor real de venta de los combustibles o bajar el costo real de alguno de los componentes de la cadena de valor”, sostiene. “Combinaciones puede haber muchas, pero el gobierno debe definir su objetivo de política pública; si la idea es retrasar en términos reales el valor del combustible para los usuarios finales `alguien´ debe ceder renta o tener menos”, expresa Folgar.
El actual consultor Independiente -tal como se define en su perfil de LinkedIn- señala que hoy no es posible que no aumente el precio final en surtidor salvo que algún integrante de la cadena de valor resigne utilidades o se produzca una caída exógena de la materia prima.
“Siempre el virtual retraso o no del precio de los combustibles es muy subjetivo pues depende de la óptica con que se haga el cálculo, ya que hay tantos valores posibles como interlocutores”, puntualiza. “La oferta quiere cobrar lo más que pueda, los consumidores quieren pagar lo menos posible y el Estado recaudar todo lo que pueda”, indica.
Y detalla: “Dentro de la oferta están los productores que quieren una cosa, las refinadoras que quieren otra, y las Estaciones de Servicio que quieren algo distinto a los dos anteriores. Cuando los precios se `administran o acuerdan´ en una mesa o en una sala siempre hay posturas divergentes y todos tienen su razón, el problema que todos no pueden obtener lo que quieren, ni siquiera el Estado quien habitualmente es el que más poder de negociación tiene”, concluye Folgar.
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