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El Congreso debate una ley para impulsar este combustible limpio como opción de abastecimiento, mientras que en las expendedoras, la expectativa se mezcla con cautela, porque saben que el camino recién empieza.
Mientras los legisladores nacionales comienzan a poner en agenda al hidrógeno verde como un nuevo vector energético para Argentina, en las Estaciones de Servicio se vive una mezcla atención y realismo. Es que si bien las nuevas tendencias de economía y la transición energética abren un prometedor canal de negocios, la llegada efectiva del vector energético a los surtidores todavía parece un objetivo lejano.
En ese contexto, se presentó en el Congreso de la Nación un ambicioso proyecto de ley de la diputada nacional Tanya Bertoldi, que busca sentar las bases para el desarrollo del hidrógeno verde en el país. El texto establece un marco regulatorio para su producción, almacenamiento, transporte, comercialización y exportación, con incentivos fiscales, un fondo nacional específico y la creación de infraestructura estratégica.
“Su promoción representa una oportunidad estratégica para la Argentina”, sostuvo Bertoldi durante la presentación del proyecto. “No solo por su potencial exportador, sino también por su capacidad de generar empleo y avanzar hacia un modelo energético sustentable“, agregó.
“El desarrollo del hidrógeno como vector energético necesita aún varios años de innovación y maduración”, explicó a surtidores.com.ar el diputado nacional del PRO, Martín Maquieyra vicepresidente de la comisión de Energía y Combustibles. “Estamos hablando de un gas mucho más volátil que el GNC, que requiere infraestructuras especiales, temperaturas controladas y protocolos de seguridad reforzados”, señaló.
A su vez, el legislador de La Pampa recordó que si bien existen casos exitosos en otros países donde ya operan Estaciones de Servicio con hidrógeno, el uso más cercano en el corto plazo sería en industrias intensivas en energía como las metalúrgicas, donde podría reemplazar al gas natural en hornos o turbinas. “Recién en una segunda etapa podríamos pensar en su aplicación al transporte, primero con combustibles sintéticos, y mucho después con celdas de hidrógeno para autos particulares”, advirtió Maquieyra.
Sin embargo, los parlamentarios que apoyan estas iniciativas, coinciden en que pese a las distancias tecnológicas, Argentina no parte de cero. Japón y Alemania son pioneros en este campo. En Tokio, por ejemplo, la red de Estaciones de Servicio que ofrecen hidrógeno para autos de celda de combustible como el Toyota Mirai ya supera las 150. En California, EE.UU., el Estado subsidia la instalación de puntos de carga de hidrógeno, y actualmente existen más de 60 estaciones activas.
En Europa, existe una red creciente de estaciones de hidrógeno en Alemania, Reino Unido y Países Bajos, en colaboración con fabricantes automotrices como Hyundai y BMW. En todos los casos, la expansión vino de la mano de políticas públicas agresivas, subsidios y una fuerte inversión privada.
El proyecto de ley de Bertoldi contempla precisamente esos mecanismos: desde la exención del impuesto a las ganancias durante 10 años, devolución anticipada del IVA, hasta la eliminación de derechos de importación para equipamiento específico. También impulsa un sistema nacional de certificación del hidrógeno, para garantizar que sea efectivamente de origen renovable.
Aunque todavía en fase incipiente, algunos actores del sector energético ya comenzaron a explorar el camino del hidrógeno verde en Argentina. Tal es el caso de YPF Luz, que en alianza con Petrobras Argentina y la provincia de Río Negro, impulsa un proyecto piloto en la zona de Sierra Grande para producir hidrógeno verde utilizando energía eólica. Aunque el abastecimiento a Estaciones de Servicio no está previsto en el corto plazo, el desarrollo sienta un precedente clave para el futuro.
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