
Activar/Desactivar Leer Página
Los operadores advierten que el atraso en los precios, sumado al aumento de los costos operativos, amenaza la viabilidad de muchas bocas de expendio, especialmente en zonas de baja demanda. Hay conversaciones con las petroleras para frenar un deterioro que pone en riesgo empleos e inversiones.
La evolución de los costos y precios de los combustibles en Argentina, vuelve a encender alarmas en el sector de Estaciones de Servicio. Aunque a primera vista el ritmo de los aumentos podría parecer moderado —y hasta conveniente para los consumidores—, los números muestran una tendencia que preocupa a los expendedores. El litro de nafta súper pasó de costar $837 en abril de 2024 a $1.194 en abril de 2025; es decir, registró una suba interanual del 42,65 por ciento, por debajo del índice de inflación general que, según el INDEC, alcanzó el 47,3 por ciento en el mismo período.
La diferencia, de poco menos de cinco puntos porcentuales, no es menor cuando se la traslada a la ecuación económica de un negocio que funciona con márgenes acotados y enfrenta costos crecientes. Desde el sector advierten que este rezago está deteriorando de forma acelerada la rentabilidad de las Estaciones de Servicio, muchas de las cuales ya operan en números rojos.
La situación es particularmente crítica en establecimientos ubicados en localidades pequeñas o rutas de bajo tránsito, donde el volumen de venta mensual no alcanza para cubrir los costos fijos, que incluyen salarios, tarifas de servicios públicos, mantenimiento, sistemas de seguridad, insumos y una alta presión impositiva. A esto se suma el creciente uso de medios de pago electrónicos, que implican comisiones y percepciones que recortan aún más los ingresos de los operadores.
Al respecto, Hernán Landgrebe, presidente de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina, expresó con preocupación: “Hace tiempo que venimos manifestando esta problemática. La baja rentabilidad no sólo impide realizar inversiones necesarias o recuperar el capital invertido, sino que ahora estamos hablando directamente de la supervivencia de miles de pequeñas y medianas empresas y de sus puestos de trabajo asociados”.
FECRA, que participa activamente dentro de CECHA, viene manteniendo reuniones con algunas petroleras con el objetivo de encontrar mecanismos que compensen el impacto del incremento de los costos. “Estamos conversando sobre los puntos que incrementaron el costo operativo de las estaciones, para ver si se puede tener alguna acción compensatoria que mitigue el efecto de la baja rentabilidad”, explicó Landgrebe en diálogo con surtidores.com.ar.
Uno de los temas más urgentes tiene que ver con los tributos y percepciones que se aplican sobre medios de pago digitales como billeteras virtuales y tarjetas de crédito. “Durante los últimos dos años, desde la pandemia, bajó notablemente el uso de efectivo, lo que hizo crecer el costo de las operaciones electrónicas. Logramos reducir algunas percepciones, que eran un costo hundido importante, pero todavía queda mucho por hacer”, detalló el titular de FECRA.
En este contexto, decisiones como la de YPF de reducir el precio del combustible, también generan tensión. “Complica la realidad —señaló Landgrebe— porque si bien puede tener sentido comercial para la petrolera, en un contexto de gastos en alza, esta baja de ingresos acentúa el desbalance y pone aún más en riesgo la continuidad del negocio”.
Los empresarios insisten en que el problema trasciende lo coyuntural. La falta de actualización adecuada en los precios de los combustibles genera un desfasaje que compromete el normal funcionamiento del sistema de comercialización. Y si bien reconocen que los consumidores enfrentan un contexto económico complejo, también advierten que no es posible sostener indefinidamente precios por debajo de los costos reales.
“Este no es un reclamo sectorial corporativo. Estamos hablando de una red nacional de Estaciones de Servicio que cumple un rol clave en el abastecimiento energético, en el transporte y en el empleo formal. Si las condiciones no se corrigen, habrá cierres de bocas, pérdidas de puestos de trabajo y un deterioro en el servicio que afectará a todos”, concluyó Landgrebe.
En paralelo a las gestiones con petroleras, las entidades del sector también buscan abrir canales de diálogo con autoridades provinciales y nacionales para revisar el esquema impositivo que grava las operaciones. Además, se insiste en la necesidad de un marco de previsibilidad que permita planificar inversiones en infraestructura y modernización tecnológica, hoy frenadas por la incertidumbre y la fragilidad financiera.
DEJANOS TU COMENTARIO!