Análisis del sector
El ex Subsecretario de Combustibles de la Nación, Alberto Fiandesio, afirmó que la correlación histórica entre los despachos de este combustible y el Producto Bruto Interno, echa por tierra los datos que con los que el organismo oficial intenta justificar la evolución de la economía.
En los últimos años la venta de gasoil al mercado total ha caído en la República Argentina. No se trata sólo de la mutación de la matriz energética, sino que es un hecho que tiene directa relación con la actualidad que transita la economía nacional.
Históricamente, el combustible ha tenido una correlación cercana a uno con el Producto Bruto Interno, es decir que cualquier variación que se originara en su desempeño debía repercutir del mismo modo en el valor monetario de la producción de bienes y servicios. Sin embargo mientras la demanda de este insumo indispensable para el campo y la industria sigue en picada, los números oficiales reflejan todo lo contrario.
Al respecto, Alberto Fiandesio, reciente Subsecretario de Combustibles de la Nación, opina que no es tan importante saber si los números publicados por el INDEC reflejan exactamente lo que ocurre con la economía porque la evolución de la venta de gasoil lo pone en evidencia. “Lo que sucedió fue que cayó la actividad en el país”, afirma con seguridad; “solamente una parte pequeña de ese volumen, la variedad Premium, podría comportarse en forma distinta”.
Para graficar su discurso, el ex funcionario diseño el siguiente cuadro:
“Tomando años completos el gasoil grado 2 (G2) cayó entre el 2014 y el 2011 un 7,7 por ciento mientras que grado 3 (G3) de menor contenido de azufre, incrementó su venta en un 12,3, arrojando un resultado global declinante del 5,6 por ciento”, revela.
Si el mismo análisis lo hacemos para las ventas al público (estaciones de servicio), el cuadro muestra:
“Una conclusión que surge rápidamente es que la caída es mayor para el G2, como así también en el resultado global”, advierte Fiandesio. “Esto indica, claramente, que los otros canales de comercialización (atendidos directamente por las refinadoras o por distribuidores en desmedro de las bocas de expendio) han ganado participación en las ventas de ambos combustibles aunque ese aumento se dio con mayor preponderancia en el G2”.
Si queremos incorporar al análisis la evolución durante el 2015, se pueden comparar las ventas durante el primer semestre de cada año (último dato informado por la Secretaría de Energía para el 2015):
“Si bien las reducciones de venta se mantienen en valores similares, se verifica un importante crecimiento en la comercialización de G3: 62,4 por ciento”, entiende el especialista, quien a su vez se expresó contrario a una posible intervención directa del Estado para modificar las actuales circunstancias que perjudican la rentabilidad de las estaciones de servicio. “Estas cuestiones deben ser resueltas por el mismo mercado o, en su defecto, mejorando las condiciones de Defensa de la Competencia y Defensa del Consumidor, que deben ser pilares del libre comercio”, postuló finalmente Fiandesio.
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