Por lógica, las empresas concentran sus negocios en las áreas que prometen mayores ingresos y rentabilidad. Así se mueve el sector privado en todos los aspectos de la economía y el rubro de los combustibles no es ajeno. En cuanto a las petroleras, se observa en todas las aristas: con los anuncios de nuevos productos – enfocados en el segmento Premium – y en los planes de inversión, concentrados en las grandes urbes.

Por tener una participación mayoritaria del Estado, YPF, tiene otros horizontes: debe conjugar su visión social y de servicio frente a la comunidad, al tiempo que desarrolla una empresa profesional, con el objetivo de alcanzar el autoabastecimiento energético.

Así se mueve en Vaca Muerta, con la explotación de hidrocarburos no convencionales, liderando los proyectos de exploración y formación de personal, y también en la comercialización de naftas y gasoil. Es su naturaleza.

Días atrás, la compañía puso en marcha una nueva estación de servicio en Cañadón Seco, provincia de Santa Cruz, poblado que pasó 17 años sin contar con expendio de combustible. Está ubicada en la intersección de la ruta 12 y 99, donde transitan a diario 10.000 automovilistas y camiones.

Este moderno comercio empleará a más de 30 personas, posee una superficie de 30.000 metros cuadrados, mini-mercado y 4 islas de despacho con la más alta tecnología: dos para vehículos livianos con un surtidor óctuple y dos para pesados con surtidores dobles.

La capacidad de almacenamiento supera los 200.000 litros de combustible, una cifra que no seduce a los inversores independientes. Un local de YPF, según indican los operadores de la red, necesita por lo menos despachar 450.000 litros por mes para alcanzar el punto de equilibrio, es decir, para no terminar el período con números rojos. Por eso es que durante tantos años esta pequeña ciudad no tuvo una estación que la suministre.

Lo mismo ocurre en otras provincias y allí es donde la firma que conduce Miguel Galuccio pone en marcha el programa de Módulos de Abastecimiento Social (MAS), que consiste en la instalación de puntos de carga en zonas aisladas, rurales. Lo hace para desarrollar las economías regionales.