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Aunque el Gobierno derogó la norma que exigía comunicar cambios en los surtidores, compañías como Shell y muchas estaciones independientes continúan informando los valores para brindar previsibilidad a los consumidores y sostener la confianza.
El Gobierno nacional profundizó su política de desregulación con la publicación a principios de junio de la Resolución 717/2025 del Ministerio de Economía, que derogó una medida clave vigente desde 2016. Se trata de la Resolución 314/2016, dictada por el ex Ministerio de Energía y Minería bajo la gestión de Juan José Aranguren, que obligaba a las Estaciones de Servicio a informar en un plazo máximo de ocho horas cualquier modificación en los precios de los combustibles líquidos y del gas natural comprimido.
La resolución se alineó con el Decreto 70/2023 y responde a la lógica de un Estado con menor intervención en los mercados. Según el texto oficial, la exigencia de reportar precios a un sistema centralizado constituía una carga burocrática innecesaria que afectaba especialmente a los operadores más pequeños, y además podía distorsionar la dinámica competitiva del sector.

“El monitoreo estatal de precios pierde sentido en un entorno de libre competencia”, sostiene el documento firmado por el ministro de Economía, que también advierte sobre el riesgo de que la publicación uniforme de tarifas derive en una alineación entre competidores, en detrimento del espíritu competitivo.
Sin embargo, y a pesar del nuevo marco normativo, algunas empresas optaron por seguir informando sus precios de manera voluntaria. Es el caso de Shell, que continúa publicando los valores de sus combustibles en la plataforma oficial. También numerosas estaciones independientes, especialmente aquellas que forman parte de cadenas regionales o están orientadas al servicio personalizado, decidieron sostener esta práctica como una forma de aportar previsibilidad a los consumidores y diferenciarse en un mercado cada vez más abierto.

El argumento gubernamental de que las aplicaciones móviles, redes sociales y sitios web corporativos permiten acceder fácilmente a la información de precios también fue aprovechado por las empresas, que ya venían desarrollando canales digitales como parte de su estrategia comercial. En muchos casos, las estaciones más innovadoras disponen de sistemas de gestión que actualizan automáticamente los valores en sus plataformas online, lo cual simplifica la tarea de comunicación al público.
No obstante, no todas las voces del sector coincidieron con la medida oficial. Algunas cámaras de Estaciones de Servicio advirtieron que si bien la eliminación de cargas administrativas puede resultar positiva, también se corre el riesgo de generar mayor opacidad en un momento de alta sensibilidad para los consumidores. “Cuando los precios fluctúan con frecuencia, la falta de información clara puede jugar en contra del usuario final”, señalaron desde una federación del sector.
El hecho de que varias Estaciones de Servicio y compañías como Shell continúen informando los precios de manera voluntaria, aun en un contexto de desregulación, muestra que la transparencia sigue siendo un valor clave para sostener la confianza del consumidor.
La información clara y accesible es una herramienta para los usuarios en la toma de decisiones, y al mismo tiempo una oportunidad para que las estaciones fortalezcan su vínculo con la comunidad.
La tecnología ya brinda múltiples alternativas para comunicar precios en tiempo real sin generar burocracia adicional. El desafío es cómo consolidar estas prácticas voluntarias en esquemas que aporten previsibilidad y credibilidad de forma sostenible. Queda abierto el debate sobre qué mecanismos pueden equilibrar la desregulación con la necesidad de información transparente para los clientes.
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