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Técnicos del organismo aseguran que, aunque los controles actuales se mantienen sin cambios, el nuevo esquema centralizado podría dificultar la trazabilidad y eficiencia de las inspecciones.
La reforma del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, que el Gobierno de Javier Milei impulsa por decreto para transformarlo en una simple unidad organizativa dentro de la Secretaría de Industria y Comercio, generó alarmas entre los actores del sector energético, en especial entre quienes operan Estaciones de Servicio. Aunque desde el propio organismo aseguran que “en relación a los controles que hace el INTI sobre las Estaciones de Servicio no hay ninguna modificación por ahora“, el panorama podría cambiar de manera drástica.
El INTI, históricamente encargado del Programa Nacional de Control de Calidad de Combustibles y de la Metrología Legal —es decir, de verificar que los surtidores midan correctamente y que los combustibles cumplan con los parámetros establecidos— podría ver alterado su funcionamiento a partir de la centralización administrativa prevista en el proyecto del Ejecutivo.

Según el texto del decreto, la modificación busca “unificar las políticas públicas vinculadas al desarrollo industrial bajo una única conducción estratégica” y achicar el “sobredimensionamiento estructural” del Estado. En ese marco, el INTI deja de ser un organismo descentralizado y autárquico para pasar a depender directamente de la Secretaría de Industria y Comercio.
La preocupación central pasa por que este cambio implique una pérdida de eficiencia en los controles territoriales. “El INTI realiza entre 16.000 y 20.000 órdenes de trabajo por año en todo el país. Si eso se centraliza en una oficina en Buenos Aires, ¿cómo van a responder 20.000 pedidos desde un escritorio?”, advirtieron técnicos del organismo que conversaron con este medio.
El actual esquema del INTI se basa en una red de centros de investigación y laboratorios regionales que funcionan con participación tripartita: universidades, empresas privadas y el propio Estado. “Si el Gobierno avanza con esta transformación, va a tener que encontrar el modo de intervenir”, adelantó Marcelo Isleño, trabajador del ente estatal.
Además, informó que el funcionamiento metrológico del INTI está profundamente ligado a la capilaridad territorial y a los acuerdos con actores locales. Por ejemplo, una inspección en una Estación de Servicio de Catamarca no se organiza desde una oficina central, sino que responde a un pedido local articulado entre municipio, provincia e INTI. “Ese engranaje se rompe si todo se centraliza“, aseveró el entrevistado.

Por ahora, los controles sobre surtidores y calidad de combustibles no fueron modificados, pero la incertidumbre reina. “No creo que haya cambios inmediatos, pero el decreto abre la puerta a una transformación profunda que podría afectar la eficiencia de nuestras tareas y, por ende, la seguridad y transparencia en el expendio de combustibles”, remarcó.
Finalmente concluyó expresando que “si la transformación del INTI es inevitable, deberá ser acompañada por un nuevo esquema que asegure el mantenimiento —o el fortalecimiento— de sus funciones técnicas esenciales en todo el país”.
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