El Ingeniero Constantino Martínez, responsable de Metrología Legal del  Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) resalta que “las empresas han puesto en marcha planes de renovación de surtidores luego de muchos años en los que, no solo que no se repusieron equipos, sino que cerró un porcentaje importante de bocas”.

El experto indica que por lo general se trata de dos variedades de surtidores, que se diferencian por el caudal que pueden despachar. Una de ellas se la utiliza en las playas de carga y está diseñada para autos y motos, en condiciones de abastecer hasta 50 litros por minuto. La otra, denominada de alto caudal, entrega hasta 90 litros en 60 segundos, pensada para un parque más pesado. Aclara que no son las únicas capacidades y alternativas, sino “las más frecuentes”.

Independientemente de la edad de los dispositivos, Martínez indica que “los usuarios tienen la obligación legal de mantenerlos”. Por cuestiones de seguridad los expendedores deben constatar que funcionan adecuadamente. “Agreguemos que también lo deben hacer por razones de sentido común pues constituye un elemento central del negocio”, señala.

“Desde el punto de vista metrológico los medidores que están detrás de cada manguera son del tipo de desplazamiento positivo y se mantiene el principio básico de funcionamiento desde hace décadas. Ha habido avances pero en los materiales y en la electrónica de los equipos”, explicó el funcionario.

“Los estándares de calidad, interpreto que se refieren a las especificaciones de compra de los surtidores y puedo opinar a partir de los resultados. No existe una disparidad de modelos instalados que hagan pensar que, a pesar de partir de premisas diferentes dadas por los estudios de mercado que cada empresario (grande o pequeño) realice previo a elegir un tipo de equipo, dé como resultado soluciones revolucionarias o singulares”, plantea Martínez.

Sin dudas, esta modernización de los sistemas de carga que están desarrollando las bocas de expendio a los fines de captar nuevos clientes, va a contribuir en la reducción de las colas en las estaciones de servicio. “Las esperas son habituales en Formosa y en otros lugares. Me tocó presenciar demoras en Simoca (Tucumán) y en las cercanías de Río Cuarto (Córdoba) y podemos llegar a explicarlas a partir del aumento experimentado por el parque automotor en los últimos años y el cierre de estaciones sucedido a partir del año 2000”, sostuvo Martínez.