De acuerdo al reciente informe dado a conocer por la Secretaría de Energía que ahora conduce Darío Martínez, la venta de combustibles en Estaciones de Servicio se estancó en un 70 por ciento de los volúmenes expendidos el mes de febrero, previo a que se declare el asilamiento preventivo para evitar la propagación del Covid-19.

Según el relevamiento oficial, en septiembre, las ventas al público de naftas y gasoil totalizaron 1017400 metros cúbicos, 331000 menos que hace ocho meses.

El producto más afectado fue la nafta Premium, con una caída del 43 por ciento; luego se ubicó la nafta súper, 34.3 por ciento; el diésel Grado 3, 23.5 por ciento y finalmente el gasoil, 7.66 por ciento.

Entre las marcas, YPF fue la que más sufrió los efectos de la pandemia, ya que las ventas se derrumbaron 29.6 por ciento. Shell por su parte, declinó 15.5 por ciento; AXION, 19.1 por ciento; Puma, 24.6 por ciento; Refinor, 11.8 por ciento; Gulf, 12.5 por ciento y DAPSA, 6.1 por ciento.

Una característica de esta nueva normalidad, es que se modificó el mix de ventas. Cuando hace un año atrás, el despacho de naftas representaba el 52.48 por ciento de la canasta de combustibles, actualmente la ecuación es exactamente inversa: el expendio de diésel trepó al 52.28.

Este contexto de crisis provocó que la mitad de las Estaciones de Servicio del país operen a pérdida. Para no poner dinero de sus bolsillos, un operador hoy debe comercializar al menos 300 mil litros mensuales.

Algo similar sucede respecto al punto de equilibrio; no deja margen suficiente para generar rentabilidad normal pero por lo menos no ocasiona déficit. Para alcanzar ese nivel, las bocas de expendio de 13 empleados deben vender 440 mil litros de combustibles al mes. Según un estudio de la consultora Economic Trends, sólo un 14,8 por ciento lo logran; el 85,2 restantes no.