Según las cifras del Instituto Argentino de Energía “General Mosconi” los despachos de naftas en el mercado – sumando las dos versiones, súper y Premium – en noviembre de 2014 alcanzaron 652.977 metros cúbicos, 38.000 menos que en el mismo mes del año anterior.

“Las ventas de naftas continuaron cayendo en noviembre, disminuyendo  5,5 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, y acumulan en el último año móvil un incremento del 0,1 respecto al período diciembre 2012 – noviembre 2013, estancándose por primera vez dicha demanda desde la caída del año 2003”, señala el informe.

La comparación se da entre dos períodos distintos: en 2014 las compras de automóviles fueron significativamente más bajas, que es el principal motor que insume esta variedad de combustible. También impactó la recesión de la economía en su conjunto.

En lo que respecta a los productos diesel, el estudio grafica una caída pronunciada y sostenida en el tiempo: 3.6 por ciento en el penúltimo mes de 2014; 2,8 por ciento en el acumulado del año contra 2013. Esta variedad marca el termómetro de la industria y el agro, ya que si bien todavía se lo utiliza en automóviles, está más identificado con la producción. En general, lo requieren vehículos utilitarios y camiones, además de la maquinaria agrícola.

¿Influyeron los ajustes de las pizarras? Las remarcaciones constantes que llegaron por la devaluación de la moneda a lo largo de los últimos dos años, desde marzo de 2012 a la fecha, fueron lentamente incidiendo en las estrategias de compra de los usuarios. La gente es más cuidadosa para solicitar productos siendo más bajo el promedio de carga.

Hay una discusión puertas adentro del sector en torno a si la demanda de naftas es elástica o inelástica. Se proponen definir cuán sensible es a los aumentos de precio. En general, hay coincidencia en que se siente el impacto, pero en menor medida que otros bienes y servicios. Es un insumo que califica como básico, que muchas veces no se puede evitar, por más que su costo sea importante.