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La ola polar que atraviesa la Argentina reabre el debate sobre la conveniencia de contar con contratos de Gas Natural Comprimido en modalidad firme. Especialistas del sector explican los alcances de la medida y sus implicancias para las Estaciones de Servicio.
En medio de una de las semanas más frías del año, con temperaturas bajo cero en casi todo el país, el suministro de Gas Natural Comprimido volvió a ocupar el centro de la escena. Estaciones de servicio de distintas provincias debieron suspender la venta por al menos 24 horas, como parte de una decisión del Comité de Emergencia nacional, adoptada para priorizar el abastecimiento residencial ante la escasez de gas natural (ver comunicado oficial).
La medida, que afectó tanto a contratos interrumpibles como a algunos casos de transporte firme en regiones puntuales, expuso una vez más las fragilidades estructurales del sistema y reabrió un viejo interrogante del sector: ¿conviene pagar más para contratar capacidad firme, incluso cuando puede verse limitada en situaciones extremas?
Luis Navas, especialista en GNC con años de experiencia en el mercado, plantea una mirada clara al respecto: “Siempre hubo una discusión entre interrumpible y firme. El servicio firme asegura que la capacidad contratada va a estar disponible siempre, salvo casos extremos como el actual. Son momentos excepcionales, no la regla”, remarca en diálogo con surtidores.com.ar.
La diferencia entre ambas modalidades radica en la garantía de disponibilidad. Mientras que el servicio interrumpible está sujeto a cortes en épocas de alta demanda —generalmente en los meses de invierno—, el servicio firme garantiza, en condiciones normales, la provisión continua del combustible hasta el volumen contratado.
“Durante el invierno suele haber una ventana estacional de varias semanas en la que las Estaciones con Servicio interrumpible no pueden operar. En cambio, quienes cuentan con firme, pueden seguir vendiendo”, explica Navas. Y aclara: “Claro que es más caro, pero además de permitirle a la estación trabajar, colabora con la sostenibilidad del sistema en su conjunto, porque el transporte firme permite financiar inversiones en infraestructura”.
En los últimos días, los cortes totales al suministro de GNC se registraron de manera puntual en el norte del país, donde la falta de transporte y la prioridad del consumo domiciliario obligaron a cerrar incluso estaciones con contratos firmes. No ocurrió lo mismo en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde unas mil bocas de carga mantuvieron su operatividad limitada a la capacidad contratada en firme.
“Si esas estaciones no hubieran tenido contrato firme, directamente habrían tenido que cerrar”, subraya Navas. De hecho, desde hace unas tres semanas, incluso antes del ingreso de la ola polar, se venía aplicando una restricción que permitía comercializar solo hasta el tope de la capacidad firme.
“La actual situación no es lo habitual. Son medidas extremas en función de una emergencia climática. El sistema en general funciona con previsibilidad. Por eso, tener contratado firme da previsibilidad, tanto al empresario como al usuario”, insiste el especialista.
La tensión entre costo y seguridad de suministro parece entonces inclinar la balanza hacia la contratación firme, al menos como estrategia de continuidad operativa. “Si todas las estaciones fueran interrumpibles, el sistema no se podría financiar ni sostener. El firme es caro, sí, pero también ayuda a mantener en pie la red de transporte y permite que, aun en situaciones difíciles, buena parte del país pueda seguir funcionando”, concluye Navas.
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