La “contaminación del tanque de combustible” de un automóvil, es el término que se utiliza en el rubro de expendedores para significar un hecho del que nadie quiere ser parte. Es decir, un errar en el tipo de carburante que se hecha en la unidad.

Son conocidas y a veces graves las consecuencias que trae aparejado que un motor naftero reciba diésel en sus conductos o viceversa, con lo que, es pertinente ampliar la mirada sobre la manera en que se encara esta situación.

Los dueños de Estaciones de Servicio coinciden en que “no es muy común que los empleados tengan este tipo de confusiones, dadas las circunstancias de experiencia y capacitación previa y periódica que reciben en la actualidad”. Al respecto, el presidente de la Cámara de Expendedores de San Luis, José Gianello, rescató que “la relación con el empleado en este negocio suele ser de características familiares y de confianza, con lo cual, podemos hablar de cómo solucionar el tema en caso de un error de ese tipo”.

Advirtió que actualmente, los automóviles no suelen tener en la tapa de los tanques la leyenda aclaratoria sobre tipo de producto como sucedía en décadas pasadas y muchas veces, la falla suele ser generada por los clientes que por algunas causas particulares, ingresan al establecimiento para cargar en autos que no son de su propiedad y por el desconocimiento no advierten el tipo de combustible que deben usar.

“De todas maneras, la consecuencia es peor si ninguna de las partes advierte que fue cargado otro tipo de combustible y pone en marcha la unidad. De lo contrario, es posible minimizar los gastos, porque todos los operadores conocemos algún mecánico de confianza que puede acudir en el momento a evitar males mayores”, dijo Gianello.

Sin embargo, destacó la “responsabilidad social que le cabe al dueño de la estación en casos extremos” y comentó que “hace tres años, debieron -en su boca de expendio- hacerse cargo por decisión propia de los gastos incurridos a un matrimonio de otra provincia a quienes se les cargó mal el combustible y salieron a la ruta”.

Desde el sindicato de Estaciones de Servicio, el abogado de la entidad, Enrique Rodríguez, explicó que “puede caberle al playero una sanción disciplinaria, como apercibimiento o suspensión”.

Pero aclaró que “la responsabilidad económica y judicial, le cabe al propietario del establecimiento, quien luego deberá acordar con su empleado a nivel interno”, porque en caso de demanda, el cliente debe hacerla a la firma comercial.

“Además hay seguros obligatorios que deben tener los locales para que este tipo de circunstancias sean cubiertas, al igual que otros riesgos cotidianos de la actividad”, explicó el letrado.

Finalmente agregó que “no son comunes este tipo de reclamos al sindicato y en estos últimos años no hubo consultas por este tema”.