Una pequeña inversión siguiendo las normativas vigentes en materia señalética, posibilitará que el usuario y el personal de la estación, gocen de la imprescindible seguridad y confort que brinda el buen ordenamiento de la circulación interna
La reglamentación del uso de calzadas, aceras y vehículos; la semaforización, la señalización vertical y la demarcación horizontal, constituyen los elementos más significativos en materia de aportes al mejoramiento de la circulación.
Autopistas, rutas, avenidas, calles rurales y urbanas son las principales escenarios de desgracias de vidas y bienes, pero no escapan lugares cerrados de circulación como estaciones de servicio.
Las señales viales cumplen un triple papel: de información, reglamentación y prohibición. Si un peatón circula por la acera, seguramente se verá alertado cuando repentinamente esté caminando sobre una vereda demarcada con las rayas blancas de una senda peatonal. Sabrá automáticamente que se encuentra parado en zona de peligro, lugar donde circulan vehículos que entran y salen, de modo entonces que circulará con precaución.
Por su parte un conductor que transita velozmente por una avenida en busca de abastecerse de combustible, al divisar un centro de servicios frenará y girará con tal de ingresar , pero cuando repentinamente divise la vereda demarcada recordará que está irrumpiendo un sector por el que circula gente. El automovilista no contará con demasiado tiempo para reaccionar, pero el acto reflejo producido por la senda marcada hará su actitud más prudente y cuidadosa.
Dentro de la playa de la estación, mediante una simple flecha, tal vez notará que está circulando a contramano pues se han tomado las debidas precauciones para el correcto ordenamiento vehicular interno. Tal situación devendrá en una advertencia y circulará con mayor precaución intentando salir de dicha contingencia ubicando su vehículo en el sentido contrario.
Si el conductor se detiene en medio de la playa de maniobras para consultar a algún responsable donde aparcar, mientras los automóviles de atrás manifiestan su disconformidad e impaciencia por medio de molestos bocinazos, se crea un clima irritante que se podría haber evitado con solo pintar el piso con algunas rayas para estacionamiento.
Ni hablar de las inútiles pérdidas que pueden provocar coches mal estacionados en las islas cuando alguno por no contar la zona con marcación adecuada – lo hace algunos metros más atrás de lo debido obstaculizando la carga para las demás mangueras existentes en los surtidores; o la infaltable ocasión en que un conductor para ir al shop o a los servicios sanitarios, deja su vehículo en la zona de inflado de neumáticos ante la falta de llamativa cartelería que indique la existencia de la referida área de servicios.
Tampoco deberá faltar en toda estación de servicio a manera de prevenir choques con vidrieras del local de ventas, topes de ruedas que detengan el automóvil al aproximarse a ellas; ni la correcta señalización de la entrada del mismo que evite autos detenidos frente a las puertas que entorpezcan la libre circulación de consumidores.
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