Lo que en principio parece una medida de seguridad vial, ha derivado en un conflicto entre los expendedores de combustible y ciertos sectores de la sociedad, que no cumplen con la regla de tránsito que se impuso en numerosas provincias y municipios del país. El último episodio, que involucró a un motociclista armado en la ciudad de Resistencia, Chaco, encendió las alarmas entre los dueños y empleados de la actividad

Con preocupación, Miguel de Paoli, expresidente de la Cámara de Estaciones de Servicio del Chaco, aseguró a surtidores.com.ar que esta medida “va más allá de lo que se pretende“.

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El expendedor destacó que “si bien la intención es promover el uso del casco y disminuir la siniestralidad en accidentes de tránsito, la realidad es que esta responsabilidad no puede recaer sobre los empleados de las Estaciones de Servicio, quienes no están capacitados ni preparados para actuar como agentes de control ciudadano“.

El incidente reciente que ocurrió en una boca de expendio de la avenida Soberanía Nacional, en Resistencia, refleja el nivel de tensión que ha alcanzado la situación. Un hombre armado con un revólver calibre 32, amenazó al trabajador de la estación luego de que este se negara a cargar combustible a su motocicleta por no llevar casco, tal como lo establece la ley provincial. Afortunadamente, el personal de la comisaría séptima logró detener al agresor a pocos metros del lugar.

“Este no es un caso aislado”, aseveró De Paoli quien recordó que los estacioneros ya habían advertido a las autoridades sobre los peligros de delegar la responsabilidad de aplicar la ley en los privados. “El empleado está para prestar un servicio, no para hacer cumplir las reglas comunitarias. Esta función debe recaer exclusivamente en los funcionarios comunales o policiales“, señaló.

Además, el dirigente chaqueño destacó el peligro que representa la habitualidad de la transgresión a las normas de tránsito. Según él, los motociclistas que acceden a usar el casco solo durante la carga de combustible, lo hacen de manera temporal y, una vez que salen de la estación, lo colocan nuevamente en el codo. “Esta medida no está generando el impacto deseado en la reducción de accidentes, ya que no promueve un cambio real en la conducta de los conductores”, afirmó.

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En ese sentido, De Paoli hizo hincapié en la importancia de una educación vial más integral y a largo plazo. “El debate tiene que ir más allá de la simple aplicación de una ley en las Estaciones de Servicio. Necesitamos que las autoridades se empeñen en reeducar a los conductores para que respeten las reglas de convivencia de manera constante, no solo cuando están frente a un surtidor de combustible“, expresó.

El panorama se complica aún más cuando la falta de controles efectivos por parte del Estado expone a los trabajadores a situaciones de violencia y peligro. El empresario recordó que en otras ocasiones ya se han registrado incidentes violentos, pero que el reciente hecho en Resistencia, en el que estuvo involucrada un arma de fuego, marca un punto crítico en este debate.

“Cuando uno se habitúa a la trasgresión, ese paisaje de anarquía vial que vivimos en Resistencia y en muchas rutas provinciales, genera un vacío en el poder de control. El Estado no puede delegar sus funciones de policía en particulares, porque eso pone en riesgo la seguridad de los trabajadores“, concluyó De Paoli.