En los últimos días, las Estaciones de Servicio mendocinas volvieron a estar en el foco de las secciones policiales de los diarios locales, esta vez, por dos sucesos graves, que provocaron un muerto.

El caso más luctuoso, ocurrió en las inmediaciones al centro provincial  y se debió a que un supuesto asaltante, que todavía no fue comprobado por las autoridades judiciales, fue baleado por un policía contratado como servicio adicional por el propietario del establecimiento de combustibles y falleció posteriormente, a la vez que hirió a un cliente del minimercado.

En un segundo lugar, la YPF ubicada en Bonfanti y Acceso Oeste, fue zona de peligro, cuando dos asaltantes que al parecer, ya sabrían el dinero que uno de los automovilistas que fue víctima del robo llevaba consigo, le arrebataron a punta de pistola un total de 40 mil pesos, ante la mirada absorta y asustada de los empleados de la playa de carga.

“Este problema es fruto de la desorganización y la falta de políticas eficaces en materia de inseguridad, lo que hace que por ejemplo, un dueño de una estación deba gastar de su dinero en contratar un policía fuera de servicio, perdiendo el control de lo que puede pasar y perjudicarlo a él también”, dijo a surtidores.com.ar, el Secretario General José Escoda.

El gremialista también se mostró sorprendido por el hecho de que la mayor cantidad de asaltos a las expendedoras de combustibles sean en Mendoza, mientras que en San Juan y San Luis, no ocurren con la misma asiduidad.

“Somos los cajeros automáticos gratuitos de los delincuentes que buscan dinero fácil y rápido escape, pero no podemos seguir exponiéndonos como trabajadores a la falta de acción del Estado que debe ser quien nos cuide”, lamentó.

Finalmente destacó que como sucede en  otros sectores de la economía pública, donde se llevaron adelante con éxito acciones por no manejarse con dinero en papel, algo similar podría ocurrir n el sector expendedor si se implementa una política que permita que las Estaciones de Servicio manejen un sistema de protección del dinero vivo, que pueda complementarse con los pagos con tarjeta de crédito, débito o medios electrónicos.